Texto: cronica.com.ar
Se trata de un instructor personal que se diferencia de los psicoterapeutas y sexólogos porque puede enseñar en la práctica cómo resolver los problemas íntimos de sus clientes. Es decir, es un terapeuta con “derecho a roce”.
Por vergüenza o por tabúes, el sexo sigue siendo un tema del que no resulta fácil hablar, y más si es con desconocidos. Terapeutas y sexólogos escuchan a sus clientes y tratan de ofrecerles soluciones a sus problemas íntimos, pero a veces no bastan las palabras y hay que pasar a la acción. En el Reino Unido ha surgido con fuerza la figura del entrenador sexual, hasta el punto de que se ha legalizado su trabajo.
A diferencia de los sexólogos, los entrenadores para el sexo pueden realizar sus entrenamientos precisamente en el escenario donde cobran vida los problemas: el dormitorio.