Las autoridades sanitarias mexicanas revelaron hoy que hay siete heridos muy graves y otros cinco graves entre los 121 lesionados como consecuencia del incidente ocurrido ayer en la sede de Petróleos Mexicanos (Pemex), que hasta el momento ha dejado 33 muertos.
La secretaria mexicana de Salud, Mercedes Juan López, declaró a la emisora Radio Fórmula que aún hay 46 hospitalizados y agregó que el resto fue dado de alta por lesiones menores.
Señaló que curiosamente “quemaduras no hay” entre los heridos. “Nos llamó mucho la atención”, agregó la ministra mexicana, que agregó que la mayoría de los lesionados presentan sobre todo traumatismos craneoencefálicos, de tórax y fracturas de piernas y brazos.
Estas son consecuencia de las caída de losas y vigas sobre ellos al desplomarse cuatro pisos del edificio administrativo B2, uno de los varios que se encuentran en la sede de la empresa pública Pemex.
La ministra, que acompañó al presidente Enrique Peña Nieto en un recorrido por un hospital de Pemex en el sur de la capital, dijo que las heridas de las víctimas le recordaban a las de “los sismos de 1985”, no a las de una explosión por la ausencia de quemados.
Las autoridades de Pemex dijeron hoy que manejan la hipótesis de un accidente, por causa aún desconocida, lo que descarta en principio la posibilidad de un atentado.
Por su parte, la cadena de televisión Milenio apuntó hoy la posibilidad de que se haya tratado de una implosión, no una explosión, que se originó en un viejo depósito de gas halón, un extintor de incendios, que por falta de mantenimiento “acumuló mucha presión”.
Según Milenio, que se reservó la fuente de su información, ese gas dejó de usarse por los daños que causa a la capa de ozono y “quedó en algún depósito o alguna red de tuberías”, y no recibió la atención necesaria.
La cadena también señaló que, según sus informes, se ha descartado la existencia de explosivos en las instalaciones de Pemex, un complejo que cuenta con especiales medidas de seguridad y con el acceso restringido. EFE