Tres millones de años después de quedar atrapadas en un pozo de asfalto, los fósiles de 34 especies de animales rescatados y analizados, entre ellos, tigres dientes de león y de cimitarra, y una nueva especie de caimán, han quedado al descubierto y pueden ser apreciados en una exhibición en Caracas.
Nélida Fernández/EFE
Un pozo de asfalto de más de 18.000 metros cuadrados ubicado en la zona llamada El Breal de Orocual en el oriental estado Monagas de Venezuela fue la trampa que el pleistoceno tendió a un buen grupo de animales que dejaron además testimonio novedoso de la peregrinación de algunas especies muy lejos de lo que hasta ahora se conocía.
A ese sitio fue a dar, infieren los científicos, un primer mamífero, tal vez un caballo, que un tigre quiso atrapar, pero ambos quedaron pegados en el viscoso lago con superficie de agua.
Poco a poco quedaron atascadas además, aves carroñeras, insectos, y así todo un ecosistema que ha sido analizado por expertos desde 2006 cuando se realizó el primer hallazgo y que seis años después, aún ofrece revelaciones como la detección de una nueva especie de reptil, bautizado Caiman venezuelensis, a fines de 2012.
El hallazgo de los fósiles sucedió cuando la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) realizaba obras para construir un oleoducto pero las excavaciones fueron paralizadas repentinamente cuando los trabajadores divisaron lo que parecían ser unos huesos.
El análisis de los restos pasó entonces a manos de paleontólogos del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) que hasta hoy han descrito 34 especies entre las que se cuentan caballos, llamas, armadillos gigantes, osos hormigueros tres veces más grandes de los que existen en la actualidad, además de reptiles, culebras, tortugas y aves.
El pozo y sus inquilinos revelan no solo que estos animales poblaron la zona entre 2,5 y 4 millones de años atrás, sino que muestran además, según dijo a Efe el paleontólogo del IVIC Ascanio Rincón, el recorrido de algunas de estas especies por cuatro de los cinco continentes en ese entonces.
Ese es el caso del “hipercarnívoro” tigre dientes de cimitarra. Los restos de este “gato” son los primeros que se han conseguido en Suramérica, por ello fue identificado como Homotherium venezuelensis y su hallazgo lleva a los científicos a concluir que este felino “le dio la vuelta al mundo”.
Los tigres dientes de cimitarra se originaron en África hace cuatro millones de años, el siguiente registro en tiempo geológico se ubica en Europa, después en Asia y el rastro terminaba en Estados Unidos hasta que fue encontrado en Venezuela.
El lugar, “en el que también han quedado atrapados los paleontólogos”, bromea Rincón, “documenta el momento en el que Suramérica y Norteamérica se conectaron hace aproximadamente unos tres millones de años” cuando se elevó el istmo de Panamá abriendo un puente para el flujo de fauna y flora de un territorio a otro.
En Argentina se han encontrado algunas de las especies halladas en el Breal y que hasta ahora nunca se habían ubicado tan cerca al lugar de unión entre los dos subcontinentes americanos.
La mayor parte de los esqueletos del pleistoceno rescatados de El Breal de Orocual se encuentran ahora majestuosamente exhibidos en el centro de exposiciones del Centro de Arte La Estancia que pertenece a PDVSA en el este de Caracas.
Fotos Reuters