Es lo que le pasa a los responsables de la política económica del actual Gobierno. Hacen promesas, niegan problemas que aunque negados siguen desarrollándose, convierten la discusión de ideas en una confrontación política y después terminan reconociendo la realidad que hasta el día anterior negaban. Sólo que insisten en mentir y tratan de disfrazar su fracaso mediante slogans. En vez de devaluación, hablan de ajuste. En vez de reconocer que sea cual sea la necesidad la devaluación o ajuste quizás beneficie a Pdvsa y algunas grandes empresas privadas y públicas, afectará negativamente la vida diaria de millones de venezolanos. Estatizan empresas y áreas que funcionan bien y afirman que funcionarán mejor en manos del pueblo, y ponen al frente a burócratas incompetentes sólo avalados por una membresía partidaria y lo que antes era sólo, en el peor de los casos, una diferencia ideológica, se convierte en un perjuicio popular. De Agroisleña a Agropatria es sólo un ejemplo.
Los responsables de la doctrina económica del Gobierno llevan 14 años controlando la economía y al menos 1o controlando las divisas y lapsos similares ofreciendo una poderosa y eficiente economía del Estado y el desarrollo de una producción de bienes y servicios con la incorporación del pueblo a través primero de cooperativas y después de consejos comunales. El mismo tiempo que llevan fracasando en todos sus compromisos. Los venezolanos llevamos 14 años igual o peor que antes: dependiendo sólo del petróleo e incapaces de producir lo mínimo que necesitamos. A estas alturas ya el problema económico del país no es decidir entre socialismo, capitalismo o una eficiente combinación. El problema es cambiar a los rectores de la economía.