He dado la noticia y entonces me puse a llorar”. Giovanna Chirri, la experimentada corresponsal en El Vaticano de la agencia italiana ANSA, fue la primera en percatarse de que Benedicto XVI había anunciado su renuncia. El pontífice hizo el anuncio discretamente, en medio de la homilía de una anodina misa de un lunes por la mañana, y además lo hizo en latín. Y la única periodista en la sala que dominaba la lengua era, precisamente, Chirri. “Pensé que era absurdo”, ha dicho según declaraciones recogidas en medios italianos.
La periodista, que ha cubierto El Vaticano desde hace 20 años, escuchó la noticia en latín y esperó a comprobar el sorpresivo anuncio. “Conocía el alcance de la información, la agencia lo verificó y sabían que conocía muy bien el idioma. Y entonces mandaron el urgente”.
Así, con lágrimas, se lanzó una de las noticias más importantes del año. A la misa, una tranquila ceremonia para la canonización de varios santos, asistían otro periodista italiano, un mexicano —el corresponsal de la agencia Notimex—, dos franceses y un japonés. El anuncio, totalmente inesperado, ocurrió en la homilía. La italiana ha dicho que, según había comentado con su colega mexicano, hacía días en que notaba que el Papa “estaba triste”.