“Hay una urgente necesidad de mandar una señal a los violadores de que la violencia sexual es totalmente inaceptable y que tendrán que asumir las consecuencias de esos terribles actos. La arraigada cultura de violencia sexual que permanece en Sudáfrica debe acabar”, señaló Pillay, citada en un comunicado.
Anene Booysen, de 17 años, fue violada y mutilada por varios hombres el pasado 2 de febrero y después abandonada en un edificio de Bredasdorp, a 80 millas al este de Ciudad del Cabo.
Fue encontrada viva al día siguiente del ataque, pero murió poco después.
“Saludo la fuerte reacción del presidente Zuma y de otros políticos, pero no debía haber ocurrido esta atrocidad, que incluye violación, tortura y asesinato, para que se viera la urgente necesidad de atacar las raíces de la pandemia sexual que vive el país”, aseguró la Alta Comisionada.
“El hecho de que cada año se denuncien decenas de miles de violaciones es una muestra de que el problema debe atacarse de forma directa y mucho más robusta que hasta ahora”, agregó.
Sudáfrica tiene el mayor índice de violaciones denunciadas a la policía del mundo.
En 2012, el número de violaciones documentadas por las fuerzas del orden alcanzó 64.000, es decir 175 por día.
Estas cifras son mucho menores del verdadero número de violaciones.
De hecho, según un estudio del Consejo de Investigación Médica de Sudáfrica, el 28 por ciento de los hombres consultados afirmaron que habían violado una mujer o a una chica en algún momento de su vida, y uno de cada veinte afirmó que la había violado el año anterior.
“Estoy totalmente consternada de saber que los niveles de arrestos y condenas de violadores es extremadamente bajo. Esto no es sólo una negación de justicia para miles de víctimas, sino también un factor que ha contribuido a la normalización de la violación y la violencia contra las mujeres en la sociedad sudafricana”, aseguró Pilay.
“La violencia sexual contra las mujeres no es sólo un problema de las mujeres. Los hombres también deber ser parte de la solución y tienen que tener un rol activo en acabar con la violencia de género y combatir la discriminación”, concluyó la Alta Comisionada. EFE