La renuncia del papa Benedicto XVI abrió la puerta a todo tipo de conjeturas sobre su posible sucesor y a un período de incertidumbre inédito en la Iglesia católica desde hace 700 años.
Pasada la sorpresa inicial, los feligreses católicos saludaron en general la “valentía” del Papa, de 85 años, que el lunes invocó su avanzada edad y su “falta de fuerzas” para anunciar que el 28 de febrero, a las 20H00 (19H00 GMT) cesaría su misión al frente de una Iglesia de 1.200 millones de fieles.
Un cónclave cardenalicio para designar al sucesor comenzará en los 15 a 20 días siguientes y un nuevo papa será designado “para Pascua”, es decir antes del 31 de marzo, precisó el portavoz del Santo Padre de los católicos, Federico Lombardi.
Benedicto XVI, que no participará en ese cónclave, se retirará durante un tiempo a la residencia pontificia de verano de Castel Gandolfo, cerca de Roma, y luego a un monasterio situado dentro del Vaticano, agregó Lombardi. AFP