El Vaticano albergará dentro de sus muros en un futuro muy próximo a un papa que dejará de serlo, Joseph Ratzinger, y al sucesor de Benedicto XVI que será elegido en el cónclave que se celebrará a mediados de marzo.
Benedicto XVI renunciará a su pontificado el 28 de febrero a las ocho de la tarde, que es la hora cuando él deja de trabajar, según explicó recientemente el portavoz vaticano, el jesuita Federico Lombardi.
A partir de entonces y hasta la elección del nuevo sucesor de San Pedro, se entra en la llamada “sede vacante” en la que el cardenal camarlengo, Tarcisio Bertone, se hace cargo del Gobierno temporal de la Iglesia.
Y Benedicto XVI pasa a ser Joseph Ratzinger, un papa que ha dejado de serlo -lo que constituye una figura que jamás ha existido en la Edad Moderna-, y que se aposentará en el monasterio de monjas de clausura “Mater Ecclesiae”, situado en el interior del Vaticano, donde podrá estudiar, escribir, escuchar música, rezar y pasear por los jardines.
“Es uno de los problemas con que se encontrará la Santa Sede en un breve futuro, la convivencia dentro de los muros vaticanos del sucesor de Benedicto XVI y también del papa dimisionario”, dijo a Efe un purpurado a condición del anonimato.
Se trata de una nueva situación para la Iglesia que “llena de incertidumbre a la Curia romana”, porque la decisión del papa de renunciar que hoy ha repetido en italiano en la audiencia pública de los viernes, “deja muchas preguntas en el aire, simplemente por la novedad que supone en la historia reciente de la Iglesia” agregó.
Por lo pronto, Joseph Ratzinger ostentará el título de Obispo Emérito de Roma porque es Obispo de Roma, señaló, aunque el portavoz Federico Lombardi dijo hoy desconocer el título que recibirá el papa alemán una vez abandone el pontificado.
El 28 de febrero el papa se trasladará en helicóptero a Castel Gandolfo, la residencia de verano de los papas, donde permanecerá hasta que estén acabadas las obras de rehabilitación del convento de monjas de clausura del Vaticano.
EFE