Cada cierto tiempo, y cuando las necesidades electorales los apremian, o para tapar impactos negativos como “#elpaquetazorojo”, los jerarcas de Miraflores reciclan los mismos anuncios de los mismos “recursos aprobados” para las empresas básicas de Guayana. Hace algunos meses, poco menos de un año, el ministro Menéndez -el que pretende “dirigir” las empresas de Guayana a “control remoto” sin venir nunca ni mucho menos instalarse aquí- declaró desde Caracas acerca de cantidades de dinero tan parecidas a las que anunció a mediados de ésta semana, que casi parece que calcó los tweets para retuitearse él mismo. En todo caso, aquella vez los “recursos aprobados por el comandante-presidente” jamás llegaron. ¿Llegarán ahora?
Cuando se revisan las cifras y los supuestos “proyectos”, se descubre que los tales “recursos aprobados”, aún si llegaran y no fueran un “cuento chino” como tantos otros, apenas alcanzarían como “pañitos tibios”, para “correr la arruga”, aplazar un tiempo más la “terapia intensiva” y crear una nueva esperanza. Nunca hay un plan serio para reconstruir lo que ellos mismos destruyeron “a sangre fría” en varios años. Porque, o esas empresas vuelven a ser productivas y se enlazan con un plan de industrialización a fondo con valor agregado, o a lo sumo sobrevivirán con “respiración artificial”, mientras le arrebatan a Venezuela su desarrollo independiente y a los trabajadores su calidad de vida y futuro de progreso. La patria nueva.
Miren este dato que me ofreció un amigo, gran conocedor de la industria del aluminio: a Venalum, según el ministro forastero, se le “aprobaron” Bs. (débiles devaluados) 1.205 millones más 493 millones de dólares. Si lo traducimos todo a dólares, serían 683 millones. ¿Será mucho, poco, suficiente o qué? Comparen: esa cantidad de 683 millones de dólares, la habría obtenido Venalum, por sí misma, sin auxilio, produciendo y exportando 327 mil toneladas métricas (de acuerdo al precio LME de ayer que fue UsD 2.115/ton).
Esa cantidad es apenas un poquito más de lo que Venalum ha dejado de producir anualmente “gracias” a la “orden del comandante-presidente” de diciembre 2009 de clausurar (y por tanto destruir) 400 de sus 905 celdas por la “crisis eléctrica”, así como la posterior “línea” de Miraflores de no invertir en reconstruir las celdas una vez supuestamente superada la crisis. Por ello se perdieron otras 235 celdas más entre 2011 y 2012. Venalum produjo apenas 145 mil toneladas en 2012. De haber producido sus habituales 430 mil, habría ingresado “casi-casi” esos mismos 683 millones de dólares por su propia productividad. Esos son los “logros” de la revolución y el “estatismo salvaje” en “la patria nueva que estamos construyendo”.
Dicen los líderes laborales, incluyendo a los chavistas, que esa cifra tan solo servirá para cubrir algo del déficit de gastos fijos como nómina y otros, pero que no alcanzará para comprar repuestos e insumos, recuperar instalaciones y equipos dañados por el abandono del mantenimiento ni para invertir. O sea…
TIP 1: El Fondo Monetario Internacional, el odiado FMI, declaró ayer su apoyo y respaldo a “las medidas económicas tomadas por el Gobierno de Venezuela” en cuanto a la devaluación del bolívar “porque corrige parcialmente la distorsión cambiaria”. ¡Fin de mundo! La “cuadratura del círculo”. El neoliberal FMI abrazado con el “revolucionario” chavismo, gracias al “#PaquetazoRojo” de Maduro-Giordani. En realidad, el FMI nunca dejó de establecer políticas en, por ejemplo, la Nicaragua de Daniel Ortega que vive del “prestado” de ese organismo y del “regalado” de Venezuela.
TIP 2: El comisario Iván Simonovis, injustamente condenado a 30 años de prisión para hacerlo “chivo expiatorio” político de los crímenes que las autoridades jamás quisieron investigar, ha sido sometido a condiciones tan infamantes de prisión (reducido a 4 metros cuadrados, sin sol ni luz natural sino muy pocas horas al año) durante casi una década, que lo enfermaron gravemente. Ha sido una tortura deliberada lenta y permanente. Hoy un tribunal puede cumplir con el mandato de Ley de dictarle una medida humanitaria que lo envíe a su casa en libertad condicional. No es un regalo sino una obligación. De lo contrario, sería casi como un nuevo caso Franklin Brito. Dejarlo morir de mengua lentamente.
@damianprat (en Twitter)