Texto: revistafucsia.com
Si te imaginas a una persona en un ataque de pánico, una de las cosas que primero viene a tu mente es en un aumento abrupto del ritmo respiratorio y una sensación de ahogo o falta de aire. Esto se llama hiperventilación y ocurre por un ritmo muy acelerado en el uso de los músculos del pecho.
Ahora, imagínate un estado de tranquilidad absoluta; un ritmo respiratorio lento pero constante puede ser la imagen que se te venga a la cabeza. Resulta que las emociones alteran en el cuerpo la forma en que varía el ritmo de la respiración.
La buena noticia, es que la respiración se puede modificar a tu voluntad y esto influye sobre las emociones.
Aprende a estar más en contacto con tus emociones y actuar de manera más consciente y de acuerdo las circunstancias, cambiando tu respiración.