Están prohibidos y aun así abundan en las vías zulianas. Son 600 en total, agrupados principalmente en grandes troncales. Representan un negocio redondo que funciona así: la franquicia distribuye obreros por zonas pobladas o despobladas, se pone en contacto con vendedores y les ofrece construir reductores de velocidad. Este debe pagarle de 200 a 500 bolívares semanales. laverdad.com
Al vendedor le conviene porque la parada de los carros es inminente. Ese tiempo lo aprovechan para ofertar productos y servicios, entre esos, venta de niñas, adolescentes y droga, según Antonio Ojeda, presidente del Instituto de Vialidad del Zulia (Invez): “Detrás de los ‘policías acostados’ hay franquicias. Esto es delicado porque tenemos información de que en estos lugares hay prostitución infantil”.
Estos obstáculos son puntos de alto riesgo que deben reducirse al máximo. Construirlas en las troncales solo incrementa los factores de accidentalidad, riesgo y mortalidad, detalló Ojeda. Por eso desarrollaron un plan de acción que pretende eliminar los “policías acostados”.
¿Cómo funciona este negocio?
– El interesado recorre las vías, observa los sitios y produce las propuestas. El siguiente diálogo dibuja el inicio de todo: “-¿Quiere que le construyamos un ‘policía acostado’?”. “-Sí, pero no tengo cómo, no tengo los medios, no tengo dinero para asfalto, cemento y arena…”. “-Pierda cuidado, lo único que necesito es que me pague de 200 a 500 bolívares semanales, como usted pueda. Piénselo”. Y el vendedor, que quiere llamar la atención de clientes, acepta.
¿Cómo descubrieron esto?
– Nos propusimos llegar al fondo de los reductores de velocidad y esto conseguimos. Tenemos identificados algunos lugares, pero es muy delicado revelarlos. Cuando tengamos pruebas contundentes las presentaremos a las autoridades.
Es decir, ¿gana tanto el vendedor como quien ofrece la construcción?
– Es una relación ganar-ganar, de conveniencia. El carro viene por la vía, con velocidades altas, la reduce al ver el “policía acostado”, se detiene y el vendedor aprovecha para mostrarle la mercancía. También aprovecha la delincuencia. Los accidentes se incrementan, además. Pasa que cuando hay cola, los carros se detienen drásticamente y se corre el riesgo de impactar a los que están delante y detrás.
¿Desde el Invez qué hacen para acabar con esta “mafia”?
– Diseñamos estrategias de acción. Hace dos semanas iniciamos el plan maestro de desaparición de reductores de velocidad. En un año aspiramos a destruir las 600 unidades que hay en las carreteras de la región. Ya pasamos por las troncales, la Lara-Zulia, Falcón-Zulia, Machiques-Colón y Machiques-Sur del Lago. En la troncal 17 y la 6 ya estamos trabajando. Hemos eliminado 70 obstáculos en total.
¿Cuál es la inversión?
– El plan inició con tres millones 400 mil bolívares para la desaparición de los obstáculos del kilómetro 17 de la vía a La Concepción y San Isidro. Estos obstáculos solo están permitidos en zonas escolares, militares, hospitalarias y áreas de seguridad.
Usted mencionó que pasaba algo más con los reductores, ¿qué es?
– Sí, las gandolas sobrecargadas con carbón que vienen de Colombia a exceso de velocidad. La carga máxima permitida es de 50 toneladas métricas. Estas unidades vienen con 70 y hasta 100. Entonces deterioran las vías, que son un bien patrimonial del Gobierno nacional. Si vemos que un gandolero comete una infracción, le informaremos a las autoridades civiles y militares para que detengan el camión y sancionen.
En las carreteras, al recibir todo ese peso, se forma una catenaria; es decir, la vía toma la forma de una hamaca, una onda. Esto se va profundizando hasta que ceden vías y puentes por completo. Entre las gandolas debe haber una distancia de 300 metros y eso no lo cumplen. Cuando pasan los “policías”, el desastre es peor.
¿Ya han colapsado puentes o carreteras?
– El puente Zulia y las vías agrícolas son una evidencia de lo que le digo. También el puente Gil Blas, en Machiques de Perijá. La estructura perdió sus cabezales y bases. La carretera que lleva al Tocuco, Machiques, está grave.
-¿Qué se puede hacer?
-Adoptar medidas preventivas para proteger y hacer valer el derecho de las vías. El gobernador Francisco Arias Cárdenas promulgó el decreto 158A para dejar claro que a nuestra vialidad debe garantizársele los espacios libres y mantenimiento. Los puentes del Zulia necesitan atención urgente. Son 300 estructuras de este tipo que hay que salvar.
¿En todos los puentes hay reductores?
– En algunos, casi todos. Lo que pasa es que la gente no respeta los mecanismos establecidos por las leyes. La de Tránsito Terrestre dice que cuando uno va a ingresar a un puente debe reducir la velocidad, pero la gente no presta atención a los avisos previos. La clave: educación vial.
Tiempo perdido
Un reductor de velocidad implica un minuto de pérdida de tiempo para un carro. Una hora tiene 60 minutos y en las vías zulianas hay 600 reductores de velocidad. Las personas estarían perdiendo 10 horas por día de acuerdo con ese número. Por individuo se pierde medio día.
Un ejemplo más cercano: De Maracaibo a Lara se cuentan 200 obstáculos. Son 200 minutos más de horas de viaje; es decir, tres horas. “Si se eliminan, ganas tres horas”, calcula Antonio Ojeda, presidente del Instituto de Vialidad del Zulia (Invez). En cada “policía” se tiene 50 por ciento de posibilidad de que se dañen por el impacto el tren delantero del carro, los cauchos, rines, suspensión y amortiguación.
Vías con más reductores
* La Troncal del Caribe: tramo entre el Comando Regional número 3 y El Planetario. Había más de 20 “policías acostados”. Eliminaron 12.
* Kilómetro 25, vía a Perijá.
* Carretera Machiques-Colón.
Ficha técnica
Nombre: Antonio Ojeda.
Fecha de nacimiento: 19/9/1948.
Egresado como Ingeniero de la Universidad del Zulia en 1975. En 1986 realizó su especialización.
Ha trabajado en áreas eléctricas, petroleras, de obras civiles, de carreteras, de puentes y de construcción de viviendas. Fue presidente del Colegio de Ingenieros avaluadores. Ahora es asesor permanente y colaborador desde hace 38 años, los mismos que tiene en ejercicio profesional.
Ahora es presidente del Instituto de Vialidad y Secretario de Infraestructura.