Benedicto XVI pidió hoy, hablando en español, que recen por él y por los cardenales, “llamados -dijo- a la delicada tarea de elegir a un nuevo Sucesor en la Cátedra del apóstol Pedro”.
El Papa Benedicto XVI tuvo el miércoles una emotiva despedida en su última audiencia general, al decir que comprendía la gravedad de su decisión de convertirse en el primer pontífice en renunciar en casi 600 años, pero que lo había hecho por el bien de la Iglesia Católica, informó Reuters.
Frente a unas 150.000 personas en la Plaza San Pedro el día antes de su renuncia, Benedicto XVI dijo que su papado había tenido momentos de alegría pero también dificultades, cuando “parecía que el Señor estaba durmiendo”.
Sentado en un trono color marfil en los pies de la Basílica de San Pedro y frecuentemente interrumpido por aplausos del público, el pontífice manifestó: “Hubo momentos en que las aguas estuvieron agitadas y en los que hubo viento en contra”.
Cuando concluyó su discurso ante el público, entre los que se encontraban muchos cardenales con mitras rojas, se puso de pie para aplaudir.
Benedicto XVI renunciará el jueves por la noche y luego los cardenales comenzarán las reuniones con miras al cónclave que elegirá un sucesor.
Joseph Ratzinger dijo que tenía mucha fe en el futuro de la actualmente atribulada Iglesia y agregó: “Dí este paso en completa conciencia de su gravedad y rareza, pero también con profunda serenidad”.
Amar a la Iglesia significó “tener el coraje de tomar elecciones difíciles y angustiosas, siempre teniendo en mente el bien de la Iglesia y no el de uno mismo”, sostuvo el Papa.
Una enorme cantidad de público de Italia y el extranjero se reunió en la plaza en un día soleado temprano en la mañana para asistir a la audiencia de mitad de semana, la cual normalmente se realiza bajo techo pero fue modificada para satisfacer a los creyentes que buscaban ver al Papa por última vez.
Muchas personas mostraron banderas de agradecimiento y buenos deseos para Benedicto.
El líder católico sostuvo que no estaba “bajando de la cruz” pese a renunciar a su puesto, sino que permanecerá al servicio de la Iglesia a través de la oración. Pidió a sus fieles que oraran por los cardenales y por el prelado que elegirán para sucederlo.
El pontífice dijo que estaba demasiado anciano y débil para continuar liderando a una Iglesia, inmersa en una crisis por los escándalos de abusos a niños por parte de sacerdotes y filtraciones de documentos confidenciales del Vaticano que mostraban corrupción y rivalidad entre autoridades internas.
Crisis de la Iglesia
Muchos católicos quedaron asombrados por la decisión de Benedicto XVI y preocupados por el impacto que tendría sobre una Iglesia plagada de divisiones.
Pero la mayoría de las personas en la plaza rezaron por el futuro del Papa, que mostró una creciente fragilidad en los últimos meses.
“Hizo lo que tenía que hacer en conciencia ante Dios”, dijo la hermana Carmela, proveniente de una ciudad al norte de Roma, que vino a la capital con varias monjas y miembros de su comunidad parroquial.
“Este es un día en que llamamos a confiar en el Señor, un día de esperanza”, añadió. “No hay espacio para la tristeza hoy. Tenemos que rezar, hay muchos problemas en la Iglesia, pero tenemos que confiar en el Señor”, agregó.
No todos concuerdan sobre su desempeño como Papa.
“Fue un desastre. Es algo bueno para todos que renuncie”, dijo Peter McNamara, de 61 años, un australiano que dijo que estaba en la plaza para ser “testigo de la historia”.
El Vaticano ha dicho que Benedicto XVI, que se trasladará a la residencia papal de verano al sur de Roma el jueves, asumirá el título de “Papa emérito” y será llamado “Su Santidad”.
Ratzinger dejará las “sandalias del pescador” de color rojo que han sido parte de su atuendo papal y usará los mocasines marrones que le regaló un zapatero durante un viaje a León, México, el año pasado. Utilizará una “sotana blanca simple”.
Su sello y su anillo, conocido como el “anillo del pescador”, serían destruidos como indica la norma de la Iglesia.
El Vaticano dijo el martes que el Papa estaba revisando documentos para ver cuáles permanecerían en los archivos de su papado y cuáles eran personales. Estos últimos serían trasladados a su nueva residencia.
Entre los documentos que quedarán para el nuevo Papa está un reporte confidencial confeccionado por tres cardenales sobre los llamados “Vatileaks”, surgidos el año pasado cuando el ex mayordomo de Benedicto XVI reveló documentos privados que revelaban corrupción al interior del Vaticano.
El nuevo Papa heredará una Iglesia marcada por los Vatileaks y por los escándalos de abusos sexuales contra niños que involucran a sacerdotes en Europa y Estados Unidos, dos factores que podrían haber pesado en su decisión.
El jueves, Benedicto XVI saludará a los cardenales de Roma, muchos de los cuales deben formar parte en el cónclave para elegir a su sucesor.
En la tarde, a las 1600 GMT, volará en helicóptero a la residencia papal de Castel Gandolfo, un viaje de 15 minutos.
En ese lugar hará una aparición pública desde la ventana para saludar a los residentes de la localidad, la que será su última aparición pública como Benedicto XVI.
A las 20.00, la Guardia Suiza, se retirará en una señal de que el papado está vacante, reseña Reuters.
Dios no dejará que la Iglesia se hunda
El papa Benedicto XVI confesó el miércoles que en los últimos ocho años vivió días agitados, pero animó a miles de fieles, congregados en la plaza de San Pedro para escuchar su último mensaje como pontífice, a confiar en una Iglesia “viva”, que Dios no dejará que “se hunda”, reseña Afp.
El Papa escogió para este día histórico mencionar los Evangelios y aseguró que era “consciente de la gravedad y de la novedad” de su renuncia, la primera de un Papa en siete siglos.
“El Señor nos ha dado muchos días de sol y ligera brisa, días en los que la pesca fue abundante, pero también momentos en los que las aguas estuvieron muy agitadas y el viento contrario, como en toda la historia de la Iglesia y el Señor parecía dormir”, afirmó.
Benedicto XVI, de 85 años, dijo que se ha sentido como San Pedro con los apóstoles en la barca en el lago de Galilea.
“Siempre he sabido que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino Suya, y no la dejará hundirse”, afirmó en su mensaje final.
Bajo un sol resplandeciente y en medio de fuertes medidas de seguridad, grupos de peregrinos, en un clima alegre, ovacionaban al Papa alemán cantando y clamando en su honor: “¡Benedicto!, ¡Benedicto!”.
“Estoy contento porque esa ha sido la voluntad del Señor”, comentó el cardenal ecuatoriano Raúl Eduardo Vela Quiroga, entre los numerosos purpurados que asistieron a la despedida.
“Un Papa no está sólo en la barca de Pedro y por esto quiero dar las gracias a todos los que me han acompañado. Nunca me he sentido sólo”, dijo Benedicto XVI desde la tarima central de la explanada con rostro sereno y en ocasiones sonriente.
Durante esta inédita renuncia papal transmitida en directo por televisión, el jefe de la Iglesia católica explicó que “no abandona la cruz”, en una respuesta indirecta al desconcierto y a las críticas que ha suscitado su gesto entre los católicos.
“He dado este paso consciente de la gravedad y de su novedad. Amar a la Iglesia significa también tomar decisiones difíciles”, recalcó el pontífice, al dirigirse a la multitud: “Hoy vemos cómo la Iglesia está viva, en un momento en que muchos hablan de su declive”.
Benedicto XVI aprovechó para agradecer a los miembros de la Curia Romana, salpicados en los últimos tiempos por escándalos y denuncias de corrupción.
“El Papa pertenece a todos y quiero dar las gracias a los que en estos días me han mandado mensajes”, aseguró.
A los católicos de todo el mundo advirtió que renuncia en adelante a viajes, conferencias y recepciones: “No vuelvo a la vida privada”, indicó.
Se dirigió en un momento en español a los fieles de los países latinoamericanos y de España, pidiéndoles orar por el cónclave que deberá elegir a su sucesor.
“Os suplico que os acordéis de mí en vuestra oración y que sigáis pidiendo por los Señores Cardenales, llamados a la delicada tarea de elegir a un nuevo sucesor en la Cátedra del apóstol Pedro”.
La renuncia del Papa marca un precedente en la historia de la Iglesia católica moderna y al mismo tiempo obliga a su sucesor a encarar los retos de la milenaria institución para generar un impulso modernizador y pesar en el mundo globalizado, como representante de 1.200 millones de católicos.
La víspera, el Papa teólogo, que renunció oficialmente por “falta de fuerzas” para guiar a la Iglesia moderna, había ordenado con ayuda de su secretario Georg Gänswein los papeles de sus aposentos y separado sus escritos personales, según contó el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi.
El jueves por la tarde, el Papa se dirigirá hacia el helipuerto del Vaticano para ir hasta Castelgandolfo, 25 kilómetros al sur de Roma, la residencia de verano de los Papas donde vivirá dos meses antes de instalarse en un monasterio dentro del Vaticano.
Al día siguiente se iniciarán las llamadas “congregaciones”, es decir las reuniones previas durante las cuales los cardenales empiezan a definir el perfil del nuevo Papa.
Video EFE