2. Nicolás Maduro ha usurpado el poder. Y la permanencia de Maduro al frente del gobierno, no habiendo sido electo por el voto popular para ejercer el cargo, se encubre en la neolengua del chavismo bajo el artificio de la llamada “continuidad administrativa”. ¿Por qué si la Constitución ofrecía una vía institucional para mantener el status quo, heteredoxa ciertamente sin la juramentación de rigor, mediante la declaración de la ausencia temporal, por qué repito, se tomó el riesgoso sendero de la usurpación? Los venezolanos tenemos casi tres meses sin ver y oír al Presidente de la República. Se habló, en su oportunidad de su secuestro en La Habana por los hermanos Castro quienes controlaban todo acceso al mandatario nacional, y luego de su dada de alta (o de baja, nadie lo sabe a ciencia cierta..!) se anuncia que está convaleciente, supuestamente, en el Hospital Militar de Caracas. Muchos venezolanos no lo creen. Hay quienes se manejan en la certeza de que el presidente ha fallecido. Pero del mismo modo, hay quienes aseguran que pronto aparecerá bailando, cantando y echando chistes, milagrosamente sanado. La Neolengua con la que se elaboran “los partes” oficiales sobre su enfermedad poco alumbran en la comprensión de la afectación, del tratamiento al que está sometido y el estado real del paciente. La única certidumbre que podemos tener hoy es que el gobierno usurpador funda su política en la incertidumbre. Que maneja a su antojo las informaciones sobre la salud del presidente y los sentimientos de los venezolanos, tanto de sus partidarios como de sus oponentes. La enfermedad presidencial está en el corazón de la manipulación política, mientras parecieran buscar ganar tiempo. ¿Hasta cuándo? ¿Para qué?
3. Los “partes oficiales” constituyen un cuerpo invalorable para la comprensión de la estrategia manipulativa de la neolengua del autocratismo chavista. Fuera del tema de la mentira, de la opacidad y el secretismo en el que ha manejado las dolencias del Jefe del Estado, el palabrerío inventado tipifica un modelo político que tiene una valiosísima referencia en la obra de Orwell, 1984. En otro registro, muchos lo asocian al célebre Mario Moreno, Cantinflas.
Si bien cuesta creer (o en todo caso expresa un nivel de cruel inhumanidad) que una persona en tan delicado estado de salud siga en funciones atendiendo complejas competencias y tareas de un Jefe de gobierno, los “partes” del gobierno desde su desaparición en La Habana tienen construcciones verdaderamente de antología. Mientras el Presidente Santos fue operado de un cáncer de próstata, Cristina Kirchner de un supuesto cáncer de tiroides y Lula en la garganta, en el caso de Chávez nunca se menciona la dolencia, sino se habla de la “enfermedad de base”. En el más reciente informe no se refirió terapia alguna sino que “el paciente está aferrado a Cristo”. Y a Cristo parecen aferrarse también los venezolanos para que cese la incertidumbre y entre en vigor la Constitución.