No se escucharon gritos, tampoco vieron a nadie; pero el ladrido imparable de los perros mientras observaban hacia el monte, les hizo saber que algo sucedía, reseña el Correo del Caroní.
“Pensábamos que los cochinos se habían escapado del corral, pero no. Caminamos un pedazo más y apenas vimos un cerebro en el camino de tierra nos regresamos asustadas”, dijo una mujer del sector Las Piedritas, de la UD-145, en San Félix.
Tras avisarles a sus vecinos sobre lo ocurrido, varios hombres se metieron a la zona boscosa. Después de ver algunos charcos de sangre, pedazos de cráneo y masa encefálica, hallaron el cadáver de un hombre.
Por el estado en que fue dejada la víctima no pudieron saber de quién se trataba. Sin embargo, algunos de los curiosos que llegaron hasta el lugar, señalaron que se trataba de Melvin, un hombre que vive en esa misma zona.
El cadáver yacía entre piedras al lado de una cascada de aguas negras que desemboca en el rio Caroní. La víctima fue torturada por los criminales, quienes con machete le picaron la cabeza en dos partes. El hombre de aproximadamente 55 años de edad sufrió heridas en el abdomen y brazos, además intentaron cortarle parte de la oreja derecha.
El fallecido solo vestía un bóxer color azul, su vestimenta no fue hallada en el sitio.
Zona de riesgo
Quienes se acercaban al lugar observaban con espasmo la dantesca escena, “Dios nos proteja y tenga misericordia”, afirmó Esterbina Estrada.
Esterbina vivió parte de su vida en Las Piedritas, donde crió a sus 9 hijos. A raíz del asesinato de dos de ellos, decidió mudarse. “Aquí perdí a dos de mis hijos y por eso me mudé. De vez en cuando vengo a visitar a mis familiares, hoy es un día terrible, viendo a ese señor recuerdo cómo acabaron con la vida de los míos”, lamentó la mujer.
Al primer hijo lo mataron hace 10 años, David Estrada tenía 27 años, y murió a tiros; dos años después y de la misma manera asesinaron a su hermana Oscaira. La joven estaba cumpliendo 20 años el día que falleció.
“Este mundo se está acabando, es una perdición tremenda la que estamos viviendo. La gente se mata uno con otros y nadie tiene piedad”, apuntó la ciudadana, mientras le decía a su nieta de 11 años (hija de Oscaira) “vámonos para nuestra casa, ya no se puede estar en la calle”.
Otros residentes destacaron que las autoridades policiales conocen de la situación que se vive en la barriada, y “en vez de atacar a los delincuentes lo que hacen es hacerse amigo de ellos. Aquí sabemos quiénes son los que echan vaina y también vemos a los funcionarios hablando con ellos, por eso es que nadie se confía y mucho menos los denuncia”, acotó una vecina, que por miedo pidió dejar su identidad en el anonimato.
Fue más de uno
Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) arribaron a lugar donde estaba el cadáver, e indicaron que la víctima no tenía muchas horas en el sitio.
Por las evidencias que quedaron en el lugar presumen que eran dos o tres los criminales que arrastraron el cuerpo desde lo largo de la zona boscosa hasta dejarlo tirado donde fue hallado.
Representantes de la Medicatura Forense realizaron el levantamiento planimétrico del sitio del suceso, fijación fotográfica y reconstrucciones preliminares de hechos.