El Foro Penal Venezolano, representados por sus directores Alfredo Romero y Gonzalo Himiob, expresa su sentido pésame a los familiares y allegados del Presidente Hugo Chávez Frías, sus amigos y a su vez hace un llamado de paz y respeto a todo el pueblo venezolano.
Enaltecemos el respeto a la muerte como parte natural de la existencia de todo ser humano, como destino compartido por todos nosotros, y el respeto a la vida y a los sentimientos de aquellos que sufren por quien ha fallecido.
En estos momentos de luto y duelo de nuestro país, llamamos a la tranquilidad y la calma. No podemos dejar de expresar nuestra preocupación por los discursos y opiniones que puedan promover el odio y la intranquilidad. Consideramos que es un momento de unidad nacional, unidad sincera, para enrumbar el país hacia un futuro de convivencia y de efectiva reconciliación, que no debe ser opacado por ambiciones de poder al margen de la legitimidad, ni de la Constitución.
Hemos observado y estamos haciendo seguimiento a los discursos políticos que contengan ataques, instigaciones al odio y expresiones violentas contra diferentes sectores de la oposición y especialmente contra los estudiantes, quienes ya levantaron sus protestas. Instamos a respetar el duelo nacional, cesando estas negativas expresiones y hacemos valer las palabras dichas por el Presidente Chávez en una de las últimas entrevistas concedidas a los periodistas Vanessa Davies, Ernesto Villegas y Vanessa Sánchez, en la cual Chávez afirmó que estaba dispuesto a conversar y a discutir temas y expresó que estaba dispuesto “…a nombrar comisiones de diálogo con los sectores de la vida económica y política…” y “…a agotar todos los esfuerzos para darle mayor suma de felicidad posible al Pueblo…”, concluyendo que la reconciliación le genera paz y sosiego espiritual.
En tal sentido, no existe mayor forma de honrar la vida de un Presidente, glorificado por algunos y criticado por otros, que fomentar el respeto absoluto a las leyes, la reconciliación y la paz como banderas de unificación nacional. Es el momento de hermanarnos en lo que nos identifica, no de criticarnos o agredirnos desde lo que nos separa.