La notoria inasistencia de las presidentas Cristina Kirchner de Argentina como de Dilma Rousseff de Brasil el día clave del funeral de Estado dieron que hablar en el cónclave funerario más importante e impactante de los últimos tiempos a nivel de todo el globo terráqueo.
Igual que las presidentas faltó al encuentro luctuoso del viernes el ex presidente brasilero Lula da Silva. Éste amigo de Chávez visitó con la señora Rousseff la capilla ardiente el día jueves en la tarde y se fue con ella a primeras horas de la noche para llegar a Brasilia a las 2 de la madrugada del viernes.
En los corrillos de la Academia Militar se susurraban varias versiones de esas ausencias presidenciales luego de visitar Caracas por pocas horas. Tanto en Argentina como en Brasil se mencionaba que la presidenta Cristina no se quería topar en el saludo con el dictador iraní Mahmoud Ahmadinejad. Sin embargo eso no pasa de ser anecdótico pues ya se habían reunido en Naciones Unidas hace unos meses para considerar un acuerdo sobre la investigación de la voladura de la AMIA, la Mutual Israelita, en 1994. Quizás pudo privar que el acuerdo aprobado por la bancada del gobierno argentino en el Senado para negociar en directo los dos países pero sometiéndose a la territorialidad iraní volvería a despertar reacciones en su país.
Igual se dijo de la presidenta brasilera en cuanto a la incomodidad de verse con el dictador iraní que además ha lanzado ataques a las mujeres de su país en una demostración del más ortodoxo machismo musulmán de los ayatolas de Irán.
Tras indagar algo más con funcionarios venezolanos que tuvieron contacto con los tres personajes aquí nombrados surgen otras hipótesis.
Una, respecto a Cristina Kirchner, habría tenido que ver con su rechazo, incomodidad, lástima o inconformidad con el trato que el día miércoles 6 vio para quien había sido hasta el día anterior presidente de Venezuela y el mejor amigo presidencial tanto de ella como de su desparecido marido el ex presidente Néstor Kirchner. “Hugo no merece este despelote, este desorden, esta improvisación en la puesta en escena de un funeral de Estado como se merece” dicen se le escucho comentar. Estaba con la familia Chávez en la Academia cuando- tras siete horas de procesión por el inclemente sol caraqueño- arribó el ataúd con los restos. Ella había pasado casi un día entero con la familia presidencial.
Lee más en runrun.es