Por los años sesenta los venezolanos vimos con estupor cómo el gobierno de entonces intentó silenciar una gaita. ¿La herejía? Denunciaba el centralismo y las condiciones deplorables como era tratada la capital de la zulianidad, Maracaibo. En boca de un gaitero, Ricardo Aguirre, se escuchó La Grey Zuliana donde, entre otros versos, se decía: “Madre mía si el gobierno no ayuda al pueblo zuliano, tendréis que meter la mano y mandarlo pa’l infierno”. Era el gobierno de Raúl Leoni, en 1968. Al Monumental Ricardo Aguirre y su conjunto Saladillo el gobierno les hizo la vida de cuadritos. Pero los adecos terminaron desplazados por los copeyanos. Después esa gaita quedó y hoy es considerada un himno en la región.
De gaitas censuradas y sus autores perseguidos, hubo otra que recordamos. Fue La gata blanca (1990), interpretada por el conjunto Melody Gaita. ¿La herejía? Aludía a la secretaria privada del entonces presidente Jaime Lusinchi, Blanca Ibáñez, la otrora barragana blanca. Su letra es directa y demoledora: “Esa gata tracalera anda toda alborotada, pues le dieron un trabajo de secretaria privada”. “La gata estudia derecho pa’ graduarse de abogado, sin ni siquiera tener bachillerato aprobado”.
Los posteriores gobiernos continuaron la deleznable y ruin torpeza de perseguir a quienes diferían de sus orientaciones y malos manejos de las instituciones. Denuncias a través del arte y la literatura se hicieron cosa cotidiana para esos tiempos, a la vez que los gobiernos se comportaban con mayor ridiculez convirtiéndose en el hazmerreír de los ciudadanos, quienes le restaban credibilidad a las disposiciones para la censura.
El colmo de estos hechos fue cuando el mismo ex presidente Rafael Caldera, en su gestión entre 1994-1999, mandó a detener a un astrólogo. ¿Su herejía? Había escrito en un diario que al mandatario le quedaba poco tiempo de vida. Fue a dar con sus cartas del Tarot directo a los calabozos de la Disip. José Bernardo Gómez debió modificar sus palabras e indicar que se refería a la muerte política del presidente y líder del llamado chiripero. Caldera murió 13 años después.
Las ridiculeces y paranoias de los gobiernos han ido aumentando, al grado de llegar hoy a causar hilaridad, situaciones grotescas y pena ajena. Una de ellas fue la denuncia que un jovenzuelo lanzó por un medio televisivo donde afirmó que el hermano mayor del ex presidente Hugo Chávez, recientemente fallecido, sería asesinado. Para ello mostró nada más y nada menos que un crucigrama donde señalaba dos palabras claves, asesinen y Adán. Esto fue suficiente para que la policía política (Sebin) actuara. El hereje y creador del crucigrama, Neptalí Segovia, profesor de inglés y desde hacía años con su “chambita” en un diario nacional, debió acudir a la policía política para aclarar tan exótico asunto y ser reseñado.
Pero el asombro y la ridiculez gubernamental no cesan. Apenas hará unos días la policía, conformada ahora por la parte judicial, el Cicpc (policía judicial) y su oficina de delitos informáticos, se trasladó desde la capital del país hasta un casi desconocido lugar, Cabudare, en Lara, donde fue rastreada una tuitera. A la casa de la hereje, Lourdes Alicia Ortega Pérez, de 53 años, llegaron los sabuesos con una boleta de allanamiento. Para el momento de su detención tenía en su registro de Twitter, 12 seguidores. ¿Su herejía? Haber respondido a un seguidor, quien preguntaba sobre la muerte del presidente Hugo Chávez: “no se pero convertido en muñeco de cera está” (sic).
A la fecha, y después de rendir declaraciones, la tuitera quedó en régimen de presentación judicial. Sus instrumentos cibernéticos confiscados, reseñados, puestos patas pa’rriba y quizá con un susto en la boca del estómago al verse rodeada por tantos sabuesos. Hemos revisado los tuits de otros personajes que sobrevuelan el Twitter. Sus trinos (escritos) son atronadores, otros suben de intensidad y el resto no pasan de graznidos. El de Lourdes apenas fue un trino de cera.
Qué ocurrió entonces. Equívoco? Señas falsas? Algún pájaro de mal agüero? Sinceramente, no. Creo que ha sido todo un bien hilvano plan para silenciar, por miedo, a quienes apenas sacan la cabeza y forman parte de un grupo lo suficientemente anónimo, pero nutrido, que responde a una caracterización poblacional específica que debe ser mantenida a raya por el gobierno del Estado.
De esta manera, las lourdes y los lourdes van a sentirse vigilados por el Gran Hermano rojo. Lo interesante de esto es que el presente gobierno se enfrenta a un nuevo, inédito y explosivo medio de comunicación, que podría poner en peligro su estabilidad, no tanto política como emocional y psicológica, por tanto trino ensordecedor.
(*) camilodeasis@hotmail.com / @camimlodeasis