Uno puede darse una idea de lo que es la vida de Ri-yan Dolan observando a sus dos mejores amigos. Uno es Seth, amiguito de años con el que iban a Adventuredome y en cuya casa a veces se queda a dormir. Y también está Machine Gun Kelly, un rapero de 22 años cubierto de tatuajes, que tiene dos veces su edad pero disfruta cuando se encuentran en los clubes.
“Es mi mejor amigo”, comenta Ri-yan, aludiendo a MGK, en una entrevista en el Las Vegas Review-Journal (http://bit.ly/XPPmbE). Salvo por Seth, no tiene más amigos de su edad. “Sé muchas cosas que ellos no saben. Mejor sigo con un solo amigo” pequeño.
¿Qué cosas sabe?
Para un chico de 10 años, mucho. Para un DJ que empieza y que recorre el país tratando de hacerse un nombre, tal vez no tanto.
Sabe cómo huele un club nocturno lleno de gente sudorosa y lo que se siente cuando lo elogia gente como Talib Kweli, Dr. Dre y Kid Rock, lo que pesa una cadena diseñada especialmente para él y lo bien que cae un contrato publicitario con la marca de sombreros Flat Fitty.
En los fines de semana participa de eventos como el Super Bowl y el Juego de Estrellas de la NBA o se viste como el cuarto integrante de Run-DMC y le firma autógrafos a niñas emocionadas de verlo.
Todavía, no obstante, tiene que pedirle a su madre permiso para usar ciertos términos cuestionables del hip hop, se debe parar en una caja para llegar a su tocadiscos y tiene cachetes tan redondos como sus bolsillos, gracias a contratos publicitarios y remuneraciones de hasta 1.000 dólares por presentación.
Se llama Ri-yan, pero puedes decirle DJ BabyChino.
Un sábado por la tarde reciente, en un estacionamiento frente al Thomas & Mack Center, en el ambiente se olía las costillas que estaban asando y reinaba un espíritu de equipo. No hay partido de UNLV que no incluya asados en las playas de estacionamiento y un DJ.
BabyChino se sentía en su salsa detrás del tocadiscos y de dos chicas go-go que se sacudían más que todo Harlem.
Las bailarinas se contorneaban al ritmo de “I’m Different”, de 2 Chainz, cuando alguien interrumpe la música y anuncia: “¡Soy BabyChino con Hot 97!”.
“Sientes que se te arruina la fiesta” al ver a un niño haciendo de DJ en ciertos eventos, comenta María Garza, la madre de BabyChino. “He visto gente que lo mira fijo por 15 o 20 minutos, como diciendo ‘¿realmente hay un chico allí?”’.
A Gustavo Gamboa, de 44 años, no le molestó para nada. Gamboa avanzó alegremente entre sillas plegables y asadores mientras sonaba el tema “California Love” de Dr. Dre. No era el comportamiento que se podía esperar de alguien que perdió su trabajo, desplazado por un muchacho que todavía no cambió la voz.
La gente sabe quién es Gamboa, el organizador de la función con el grupo Rebel-Net Tailgate Crew y más conocido como DJ G. Hasta hace pocas semanas él era quien estaba detrás del tocadiscos y de las bailarinas.
“Es una maravilla”, afirma Gamboa. “Le gusta la misma música que a mí. Hay que abrirle paso a la nueva generación”.
No siempre BabyChino fue tan bien recibido. Hace cinco años hizo una presentación en el “Rachael Ray Show” y le dieron con todo.
Los entendidos notaron que el niño de cinco años usó Serato, un programa que elimina el empleo de equipo y el aporte del DJ para crear sonidos. Quienes usan ese programa son tildados de “DJs de computadora portátil” porque simplemente enchufan el aparato y dejan que surja el sonido. Algo tan sencillo que hasta un niño de jardín de infantes puede hacerlo.
Los padres de BabyChino, Garza y Patrick Dolan, siguieron apoyando a su hijo y su equipo básico de 150 dólares, pero las críticas por su presentación en el programa de Rachel Ray continuaron. Circularon incluso videos por YouTube ridiculizando al pequeño.
Los padres decidieron entonces invertir 4.000 dólares en equipo (tocadiscos, mezcladores de sonido y altoparlantes) y contrataron a tutores que cobraban 50 dólares la hora. “Nos jugamos”, cuenta el padre de Ri-yan, quien es hoy su agente.
“Muchos artistas no son alentados por sus padres, yo sí”, manifestó BabyChino. “Trabajan para mí”.
Eso es lo que preocupaba a Sherdon “Slip” Aquino cuando le pidieron que hiciese de tutor del pequeño, junto con su esposa Christine “KrisCut” Aquino, también DJ como él.
“Quería ver si lo obligaban a hacer eso o realmente quería hacerlo”, cuenta Slip. “Si quería estar en eso o prefería irse a jugar con juegos de video”.
Aquino sondeó al chico hasta que los dos se hicieron amigos. Descubrió que el muchacho empezó a escuchar hip-hop a los dos años de edad, cuando recorría la “Strip” de Las Vegas con sus padres, poco después de mudarse de Texas. El padre manejaba, la madre ibas sentada a su lado y BabyChino disfrutaba de la ciudad y de la música en el asiento de atrás.
Descubrió que su nombre artístico refleja el origen étnico de sus padres. Dolan es de ascendencia coreana (por eso lo de “chino”, que alude a su condición de asiático) y Garza es una mexicano-estadounidense.
Se enteró también de que BabyChino participó en concursos de breakdancing, pero dejó de lado el baile porque le gustó mucho más hacer de DJ. “Uno controla todo”, explicó.
Eso terminó de convencerlos y Slip and KrisCut aceptaron darle clases una o dos veces por semana.
DJ sigue yendo a la escuela y la historia es su materia preferida. “Me gusta aprender sobre la gente y sobre cómo cambiaron el mundo”.
Mejor, porque Slip y KrisCut le enseñaron acerca de figuras de la vieja escuela que cambiaron la música. Grand Wizzard Theodore, por ejemplo, inventó el scratching, una técnica fundamental para un DJ.
Luego de ver un DVD educativo “Shortee’s DJ 101” y de estudiar libros como “On the Record: The Scratch DJ Academy Guide”, pasó a practicar con el tocadiscos. Sus dos maestros coincidieron en que Baby Chino tenía buen oído para la música. Aprendió las técnicas de scratch, beat juggle y blend, que las audiencias reconocen por su sonido, no por el nombre.
“Queríamos que lo respetasen, que la gente no pensase que esta niño DJ era un cuento”, contó KrisCut.
“Los chicos son encantadores cuando tienen cinco, seis, siete, ocho o nueve años. Pero llega un momento en que eso ya no cuenta y que tiene que aflorar el talento”, acotó Dolan, el padre.
Mientras su hijo aprendía, Dolan maduró como promotor. Luego de una reciente presentación en una escuela secundara repartió fotos promocionales de BabyChino y le pidió a los muchachos que las distribuyesen por las redes sociales. Sueña con firmar contratos con Adidas y Red Bull.
Dolan, quien apeló a su fondo de jubilación 401(k) de Motorola para apoyar a su hijo, insiste en que su único interés es ayudar a BabyChino a hacer realidad su sueño, que no es un padre que explota a su hijo.
“Estamos haciendo algo que ningún otro chico de 10 años ha hecho, por eso comprendo el escrutinio. Pero es un gran DJ y un gran hijo”, afirmó.
Cuando parece que el pequeño está siendo expuesto a demasiadas cosas no aptas para menores, aflora un gesto inocente y tranquilizador. Al hablar de una presentación venidera y del tipo de música que usará, hace una pausa y mira a su madre.
“¿Puedo usar esa palabra, mami?”.
“¿Qué palabra?”.
Casi susurrando, responde, “ratchet”.
Es un término de la cultura hip-hop que quiere decir desagradable o repugnante. El significado es lo de menos. El hecho de que le haya preguntado tímidamente a la madre si podía usarla revela que, al menos por ahora, este muchachito cachetudo sigue teniendo los pies en la tierra. AP