Óscar Medina, de 37 años, se tomó mucho más tiempo de los tres segundos permitidos para ver con detenimiento al Comandante Hugo Chávez postrado en su urna de cristal antes de que lo trasladaran el 15 de marzo a su mausoleo en el Cuartel de la Montaña y sellaran definitivamente su tumba con un cajón de granito negro.
Al joven empleado de una compañía área internacional de fletes no le importó gastar dos horas en la cola de la capilla ardiente, que duró 10 días en la Academia Militar desde que murió ese 5 de marzo a las 16:25, hora local. “No soy chavista pero quería verlo con mis propios ojos para que no me contaran después otra mentira de que había vuelto por aquello de que ‘no estaba muerto estaba de parranda’.
Para ver los restos de Chávez, tanto en la capilla ardiente de la Academia Militar como en el Cuartel de la Montaña, hay que dejar afuera las cámaras fotográficas, grabadores, teléfonos móviles, y todo aparato que pueda grabar imágenes.
Medina –cuyo nombre cambiamos por razones de seguridad- se inclinó varias veces para detallar el cuerpo de Chávez, simulando llanto y aflicción para que los guardias no lo sacaran de la fila. “He visto cadáveres incluso muy maquillados y arreglados. Pero lo que vi de Chávez fue un muñeco de cera, la piel lisa demasiado brillante y rosada, sus labios de color natural cerrados, tenía algo de pelo cubierto por una gorra roja y el cuello también liso y entero sin el hundimiento de la traqueotomía que le practicaron cuando estuvo convaleciente en Cuba”.
Dos millones de visitantes
Ese es el relato de decenas de miles de personas que vieron a Chávez en su féretro. El gobierno afirma que lo vieron unas dos millones de personas para despedirse de su líder. Unos lloraban, otros se persignaban y otros le daban el saludo militar.
Las personas que vieron una figura de cera y lo denunciaron en las redes pagaron caro su atrevimiento. Es el caso de la tuitera Lourdes Ortega que por decir en su cuenta @ulilou “no se pero convertido en cera está” fue detenida durante 24 horas por órdenes de Nicolás Maduro porque pretendía “desestabilizar” a Venezuela con esos comentarios.
Ahora el féretro con los restos o el muñeco de cera –nadie lo sabe- de Chávez se encuentra en el Cuartel de la Montaña para que sus seguidores puedan verlo de lejos antes de que el gobierno decida trasladarlo bien al Panteón Nacional junto a Simón Bolívar o darle la sepultura definitiva en su natal Sabaneta del estado Barinas.
Ese cuartel que antes se llamaba Museo Histórico Militar fue el centro de operaciones de Chávez cuando era un teniente coronel del Ejército que comandó un fallido golpe de Estado el 4 de febrero de 1992 con el cual logró sus 15 minutos de fama cuando llamó a la rendición.
A la espera de destino definitivo
En la cima de una colina, situada en la caraqueña barriada del “23 de Enero”, cerca de una plazoleta donde se rinde honor al jefe de las FARC, Marulanda, alias Tirofijo, el abaleado jefe de la guerrilla colombiana que comparte con el fallecido presidente venezolano. A la espera por su destino definitivo su féretro reposa en el centro del patio central del Cuartel de la Montaña que es un edificio, rosa y ocre, flanqueado por torres donde destacan las letras grandes del “4-F”.
El majestuoso edificio es un antiguo cuartel militar convertido en el Museo Histórico Militar en 1981. El gobierno planea ahora convertirlo en el Museo de la Revolución Bolivariana. Fue construido en 1907 durante la dictadura de Juan Vicente Gómez y fue sede de varias instituciones, como la Academia Militar y el Ministerio de Defensa.
El cuartel es en sitio de peregrinación del “líder supremo” cuyo culto a su personalidad, leyenda y mito lo construye paso a paso su heredero Maduro. El arquitecto Fruto Vivas le construyó un espejo de agua imitando un flor de loto donde reposa el féretro de Chávez.