Ya es hora de poner en el tapete público los peores enemigos que tiene la oposición: el miedo y la apatía.
Recuerden solamente que si en las elecciones para gobernadores todos los votos por Capriles, en las presidenciales de octubre 2012, se hubieran repetido tendríamos 18 gobernaciones.
Los que se abstuvieron en las regionales no fue por miedo porque ya habían votado por la oposición en octubre. Lo que primó allí fueron, probablemente, tres factores. 1. Asisten más electores a los comicios presidenciales que a los regionales. Lo que es un enorme error. Debería votarse masivamente para elegir todos los poderes locales que nos afectan de cerca. Alcaldes, gobernadores y asambleas legislativas les dibujan el día a día a los ciudadanos de sus estados y municipios. 2.
La apatía, la indiferencia, el “ya no me importa”, en este grupo está un buen número de ciudadanos que nunca votan y otros que a veces sí y otras no, según como perciban el ambiente político.
3. Un grupo importante a quienes sí les importa el resultado, pero están convencidos de que al oficialismo no se le puede ganar una elección presidencial. Son los voceros de “si ganamos no nos van a entregar el poder. No podemos ganar porque nos harán trampa” La única manera de poner a prueba estas hipótesis es votando masivamente, ganar y luego defender la voluntad popular. En vez de enfatizar el derrotismo para no votar, montémonos en una ola de optimismo y convenzámonos de que si todos votamos vamos a ganar. El oficialismo no tiene discurso, sólo el recuerdo de un muerto que destruyó el país. Pdvsa se convirtió en la vaquita que financia los caprichos del régimen.
Pero todo lo hace mal y lo que peor administra es el recurso petrolero. La desinversión, la falta de mantenimiento, la pésima gerencia y la corrupción han convertido a Pdvsa en un casco vacío que tomará años recuperar y poner al nivel anterior.
Todos respetamos la memoria de los muertos, pero si el oficialismo, sin respeto y sin pudor utiliza obscenamente a un fallecido como instrumento electoral, repitiendo constantemente sus presuntas virtudes, entonces la oposición tiene derecho a destacar sus debilidades como gobernante, que no fueron pocas.
En resumen, no hay razones para la abstención, ni por miedo ni por apatía, ni por creer que nos harán trampa porque lo que está en juego es el futuro de varias generaciones.
Todos a votar para ver si de verdad se atreven a no entregarnos el poder, cuando ganemos.
http://quiroscorradi.blogspot.com