No podemos dejarnos aplastar por la actividad de los militares pretorianos de izquierda, enchufados en la administración pública. En PDVSA y el CNE, es escandalosa la presencia de los militares; y han llegado a tales extremos que no les basta con las groseras declaraciones de Molero; sino que ahora, hasta pretenden utilizar a las inconstitucionales milicias bolivarianas para apoyar al candidato del régimen en las elecciones presidenciales del próximo 14 de abril.
A los pretorianos, de izquierda o de derecha, les fascina el poder de la política, pero es grave la situación porque cuando se les enfrenta, utilizan abusivamente los recursos policiales y militares del Estado para hostilizar y acosar a sus críticos y adversarios políticos. La ONG Control Ciudadano, que tiene por objeto el control civil de las Fuerzas Armadas, dirigida por la admirable Rocío San Miguel ha sido objeto de persecuciones que hasta a la CIDH ha tenido que recurrir a solicitar una correcta aplicación de justicia y medidas de protección, ante el hostigamiento del Estado. De tal manera que si ese tipo de “militar” se quiere meter a político; muy bien, pero tienen que comenzar por aprender a respetar la Constitución, quitarse el uniforme y dejar las armas para confrontarnos en igualdad de condiciones. Los políticos civiles, los únicos instrumentos que tenemos para la lucha son los derechos que como ciudadanos nos permite la Constitución y las leyes, principalmente la libertad de expresión y organización.
No es la primera vez que en América Latina los militares, con sus civiles alabarderos, hacen esfuerzos de dominación de la sociedad civil, ahora aliados con el castrocomunismo tratan de imponer en Venezuela el socialismo bolivariano del siglo XXI; aventura que se inició con la felonía militar del 4 de febrero de 1992, con sus raíces en el movimiento conspirativo en la Academia Militar de Venezuela, en los inicios la década de los años ochenta.
Si no queremos suicidarnos como sociedad civil tendremos que hacer un gran esfuerzo por recuperar la función y el lugar que le corresponde ocupar a la FANB en el Estado y la sociedad venezolana. En ese esfuerzo estamos.
@CastilloHernan
Prof. Hernán Castillo, Ph.D.
Universidad Simón Bolívar USB
Caracas-Venezuela