Los bebés son receptores de información desde antes de nacer. La cuestión es a partir de qué momento empiezan a procesar todos esos estímulos. Así lo plantea un estudio publicado por la BBC.
Científicos en Francia detectaron una señal en el sistema nervioso de los infantes que marca el inicio de la consciencia visual. En otras palabras, la habilidad de ver y recordar.
Ese momento puede ocurrir desde una edad tan temprana como los cinco meses de nacido.
“Hasta ahora no teníamos evidencias empíricas sobre bebés que a los cinco meses fueran conscientes de lo que les rodea”, le explica a BBC Mundo Sid Kouider, jefe del estudio publicado esta semana en la revista Science.
“Esto es muy interesante, porque si lo piensas, hasta los años 70 se practicaban cirugías sin anestesia a bebés porque existía la creencia de que no tenían desarrollado la sensación del dolor”, agrega.
Hasta ahora se había debatido sobre la habilidad de los infantes de tener experiencias conscientes. Se asumía que reaccionaban a los estímulos por reflejo; que había algún tipo de procesamiento automático inconsciente.
Si algo les interesaba, lo seguían por su atractivo, pero no porque experimentaran algo.
“En nuestro estudio vimos que esto no es cierto. No sólo procesan la información hasta cierto punto, sino que también la retienen en la mente”, señala Kouider.
Esto significa que si un estímulo desaparece de la vista, los infantes todavía pueden trabajar en ello.
Para llegar a estos resultados, el especialista y sus colegas de la Agencia Nacional de Investigación de Francia, CNR, hicieron un seguimiento de la actividad cerebral de 80 infantes de 5, 12 y 15 meses, con la ayuda de gorros con electrodos.
A estos bebés les mostraron en una pantalla la imagen de una cara que aparecía en una fracción de segundo. Esto permitió al equipo observar oscilaciones en la actividad cerebral, denominadas potenciales relacionados con eventos.
En los bebés de al menos un año, los expertos detectaron patrones similares a los de un adulto, aunque tres veces más lento.
Lo que más sorprendió al equipo fue descubrir que un bebé de cinco meses también puede tener los patrones que indican un procesamiento de la información, aunque mucho más débil que los de 12 meses.
A partir de este hallazgo, los investigadores se pueden concentrar en reconocer los diferentes mecanismos que permiten el desarrollo de la conciencia de los bebés.
“Se podría empezar a usar este tipo de respuestas de los bebés para buscarlas en infantes con trastornos como el autismo”, explicó Kouider. “Los autistas tienen problemas para ser conscientes de lo que les rodea. Con la técnica (de procesamiento) de caras, podrías detectar esto mucho antes y no cuando empiezan a mostrar este tipo de deficiencia de comportamiento.
Sid Kouider aclaró que esta aplicación a su estudio surgió después de que varios colegas lo contactaran para saber si podían usar su técnica en niños autistas o en bebés que ya tuvieran familiares con autismo.
El especialista también explicó que este tipo de protocolo también podría servir “para determinar si los bebés en verdad sienten dolor a partir de cierta estimulación, como sería el caso de las jeringas de las vacunas”.