Katherine Russell conoció en 2008 a Tamerlan Tsarnaev, uno de los autores de las explosiones en Boston. Desde entonces, allegados aseguran que abandonó la universidad, se alejó de su familia y se convirtió a la religión musulmana. Y vecinos dicen que los gritos y el maltrato eran algo cotidiano en su hogar. ¿Qué lleva a alguien a cambiar de vida de manera tan radical? ¿Es amor, fanatismo, o sumisión?
Katherine Russell era en muchos sentidos, la típica joven americana de Rhode Island, que tomaba clases de música y arte, iba a bailar, pasaba horas charlando con sus dos hermanas menores, estaba siempre rodeada de amigos y soñaba con graduarse y formar parte de las Peace Corps, las fuerzas de paz, que liberaran al mundo de la violencia.
Sin embargo, conoció a Tamerlan Tsarnaev, se convirtió al Islam, abandonó los estudios, cambió su nombre por el de Karima y fue mamá a los 21 años.
Ahora, su abogado, Amato DeLuca, asegura que no sabía absolutamente nada de las actividades terroristas de su marido, quien murió en un enfrentamiento con la policía tras los atentados en Boston del lunes 15 de abril. Sin embargo, esta joven viuda, pieza clave en la investigación según el FBI, deberá responder muchas preguntas, sobre su esposo y sobre su propia vida, tan distinta a la que había tenido hasta hace cinco años atrás.
Según explica Henry Malony, experto en conversiones religiosas, la decisión de cambiar de fe muchas veces se relaciona con una sensación de frustración con el mundo que rodea a la persona, pero también con el deseo de alguien con el que sostiene una relación de poder.
“Aunque no es la única razón, sí se puede decir que cuando hay un vínculo enfermizo de pareja en el que uno domina al otro, el lavado de cerebro es un mecanismo para convertir al débil y, de esta manera, tener mayor posesión sobre él”, enfatiza Malony.
Con información de Univision