Pese a que ToriPollo insulta más que el Difunto, usa las cadenas en forma más aburrida y estúpida e inventa ToriPollicidios con mayor caradurismo y torpeza, no tengo duda de que los tiempos han cambiado.
Nadie ve, pongamos por caso, a ToriPollo ridiculizando en público, como lo hacía el Finado al Teniente de El Furrial, ora Min-Infraestructura, ora Vice-Presidente de la República, o a cualquier otro foca del gabinete.
El Gran Hablador se aseguraba la obsecuencia perruna del entorno con sus delicados métodos. En trance de ejemplo, ustedes imaginan la patada por el trasero, con recordatorio de progenitora incluido, que le habría propinado a Jesse si hubiera osado decir públicamente algo más o menos así:
– Hay que subir la tarifa eléctrica. Es imposible hacer crecer el sector manteniéndolas tan bajas sólo por hacer demagogia. Además presidente, su hermano Argenis es un incapaz y un corrupto, yo si voy a dejar iluminado este país en 100 días porque sino voy a renunciar como lo hice cuando a mi hermano Arné lo agarraron con las manos en la masa.
Piensen por un momento hasta cuál parte del cuerpo le habría llegado a Osorio la bota del Líder Intergaláctico de haberse atrevido a decir con todo su gañote, como para dejar clara constancia pública de la cagada puesta por el gobierno en materia de política económica, algo del siguiente tenor:
– Presidente déjese de vaina. Hay que subir en 20% el precio de la carne, el pollo, la leche y el queso y evaluarlo trimestralmente para echarle una “ayudaíta” a los productores criollos y evitar la escasez. Que pobres ni que nada. Hay que acabar con el populismo desenfrenado.
Y lo peor: justo el día en el cual el Yerno, papel y lápiz en mano, se reunió a oír lecciones de Lorenzo Mendoza y le dio miedo transmitirlas en cadena nacional. Como dice el pueblo: ToriPollo no es Chávez.
En mi barrio decían a esa conducta: “Epaaa carro sin placa no circula”