Tres de las seis sedes de la Copa Confederaciones de Brasil todavía tienen importantes obras pendientes cuando falta sólo un mes para el partido inaugural, el próximo 15 de junio, de este torneo concebido como el ensayo general del Mundial de 2014.
La Copa Confederaciones reunirá el mes próximo a Brasil, como anfitrión; España, la campeona mundial, y los vencedores de los torneos continentales: Uruguay, México, Nigeria, Japón, Tahití e Italia, como subcampeona de Europa.
El Estadio Nacional de Brasilia y el Maracaná de Río de Janeiro, respectivas sedes de la inauguración y la final, están todavía sin acabar y el Arena Pernambuco de Recife aún precisa de concluir las obras viarias necesarias para el acceso del público.
Belo Horizonte (Mineirao) y Fortaleza (Castelao) fueron las únicas sedes que cumplieron a rajatabla el calendario de la FIFA, que había puesto de fecha límite el pasado diciembre, mientras que Salvador, con un ligero retraso, también concluyó las obras y ya ha realizado dos partidos de pruebas en su estadio Fonte Nova.
El secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke, visitó hoy el estadio Nacional de Brasilia y dijo sentirse con “más confianza” debido al “avance impresionante” en las obras realizado desde enero.
El estadio capitalino será inaugurado el próximo sábado, con la final del campeonato regional, y después se utilizará apenas en el partido de apertura de la Copa Confederaciones, que citará a Brasil y Japón el 15 de junio ante 70.064 espectadores..
El Maracaná de Río, que recibirá mañana la inspección de Valcke, celebró el pasado 27 de abril un partido con un público reducido, 27.500 personas, equivalente al 30 % del aforo, pero todavía miles de obreros trabajan en los últimos retoques tanto dentro como en los accesos del coliseo que acogerá la final el 30 de junio.
Se espera que el estadio carioca esté concluido el 2 de junio, fecha del amistoso entre Brasil e Inglaterra, el primer partido con el aforo completo de 76.804 localidades.
La otra sede atrasada es Recife, donde debutarán España y Uruguay el 16 de junio y que todavía tiene pendiente la conclusión de las obras de una estación de metro y de las carreteras y viaductos que dan acceso al estadio, en las afueras de la ciudad.
Este estadio, con un aforo de 44.248 personas, será el de menor capacidad en la competición, aunque promete ser uno de los más vistosos gracias a su revestimiento de etileno tetrafluoroetileno, que permitirá cambiar el color de la iluminación de la fachada dependiendo del partido.
Al margen de los atrasos de las obras, que la FIFA exige que no se repitan en las otras seis sedes del Mundial, la Copa Confederaciones ha enfrentado otras polémicas como el aumento excesivo de los presupuestos de los estadios.
El Maracaná es, por el momento, el estadio más caro, después de que el costo de su reforma se haya elevado paulatinamente.
En 2009 la gobernación calculó que la reforma costaría 500 millones de reales (unos 250 millones de dólares de hoy), ese valor subió a 705,6 millones de reales (unos 352 millones de dólares) cuando la obra se licitó y, tras varias revisiones, se ha disparado hasta 1.049 millones de reales (cerca de 524 millones de dólares).
El estadio de Brasilia no se queda atrás, costará 1.015 millones de reales (unos 507 millones de dólares), según el presupuesto más reciente, que será el único pagado integralmente por fondos públicos.
Los únicos estadios totalmente nuevos son los de Brasilia y Recife, mientras que el de Salvador, aunque también se ha levantado de los cimientos, fue proyectado respetando el diseño del Fonte Nova original, con forma de herradura y sin gradas en uno de los fondos.
La expectación por la Copa Confederaciones en el autodenominado “país del fútbol” es máxima. Hasta este lunes se vendieron 622.613 entradas, el 74 por ciento del total, en su gran mayoría a clientes brasileños.
Las ventas por internet se extenderán hasta mañana y a partir del 1 de junio, también se podrán comprar en las taquillas de las ciudades organizadoras. EFE