Cuando se retire del fútbol al concluir la temporada con el París Saint-Germain, David Beckham tendrá un sinfín de opciones por delante, como promover el fútbol en China, convertirse en comentarista o incluso en propietario de un club en Estados Unidos.
“Nada podrá reemplazar completamente el hecho de jugar al deporte que amo, pero tengo la impresión de empezar una nueva aventura y estoy muy entusiasmado por el futuro”, declaró el jugador inglés de 38 años, al anunciar el jueves su retirada.
Y es que nadie mejor que él sabe que después de colgar las botas, la vida continúa.
Con sus numerosas actividades extradeportivas, Beckham se ha mantenido después de los 30 años como uno de los jugadores más famosos y mejor pagados del mundo, pese al declive de su forma física. Incluso el jueves reconoció que todas estas actividades le hicieron sombra a su carrera como deportista.
Con su imagen y su don de gentes, Beckham encara un brillante porvenir como representante de lujo. El ex jugador del Manchester United y el Real Madrid ha sido contratado para promover el fútbol en China, un país al que viaja varias veces al año y en el que seguirá jugando partidos de exhibición.
Los propietarios cataríes del París Saint-Germain quieren también seguir aprovechando la publicidad que les hace el jugador.
“Le interesa mucho la idea de seguir implicado en este proyecto, en el que cree. Estamos hablando”, declaró este viernes el propietario del club francés, Nasser el Khelaifi.
Beckham cuenta con una larga experiencia de cabildeo, con su contribución en 2005 a la designación de su ciudad natal, Londres, como sede de los Juegos Olímpicos de 2012. Su única espina es no haberse llevado a Inglaterra el Mundial de fútbol de 2018.
El ex jugador podrá también trabajar puntualmente como experto en la televisión, aprovechando que ya es embajador del grupo audiovisual británico Sky, principal medio de difusión del balompié inglés. El contrato le aportaría 20 millones de libras en un período de cinco años.
El inglés, en cambio, no parece muy interesado en una carrera como entrenador, a pesar de que su experiencia en grandes clubes como el Manchester United, el Real Madrid y el AC Milan y en la selección inglesa hacen de él un candidato creíble. Si sigue en el fútbol, podría hacerlo más bien como propietario de un club en Estados Unidos.
El contrato de cinco años firmado en 2007 con Los Angeles Galaxy y la Major League Soccer incluía una opción para la compra de una franquicia. Con una fortuna estimada en unos 250 millones de dólares, David y su esposa Victoria Beckham tienen suficientes medios financieros para lanzarse a la aventura.
En cualquier caso, lo que menos le preocupa a Beckham es su tren de vida, ya que durante unos cuantos años seguirá siendo uno de los mejor pagados en el mundo del deporte.
En la última clasificación de deportistas más ricos, publicada por la revista norteamericana Forbes, figuraba como el más acaudalado, por delante de estrellas como el portugués Cristiano Ronaldo y el argentino Lionel Messi.
De sus 50,6 millones de dólares de ingresos, sólo una pequeña fracción, 6,5 millones, proceden de su salario como futbolista. Tan sobradas están sus cuentas que decidió entregar su sueldo en el París Saint-Germain a obras de caridad.
El resto de su fortuna proviene de una multitud de contratos publicitarios, entre ellos con una marca de artículos deportivos, una cadena británica de supermercados y un fabricante suizo de relojes, que no terminarán con su carrera como futbolista.
Con su cuerpo decorado con tatuajes, sus caprichosos cortes de pelo y su cara bonita, es de prever que el valor comercial de su cuerpo siga cotizando alto durante mucho tiempo. AFP