Un empleado chino de una central hidroeléctrica de la Cachemira paquistaní fue detenido este sábado, acusado de arrojar al suelo un Corán, el libro sagrado de los musulmanes, anunciaron las autoridades.
Lee Ping, responsable administrativo de un consorcio chino que construye la central hidroeléctrica de Neelum-Jhelum, fue acusado por sus colegas paquistaníes de haber tirado al suelo el viernes un Corán.
“Ping está en detención provisional tras la revuelta surgida en la empresa a raíz de que varios trabajadores paquistaníes lo vieron tirar al suelo los efectos personales de un colega paquistaní, entre los que había un Corán”, dijo a la APF un responsable de la policía Sardar Gulfraz.
Lee Ping arrojó los efectos personales de un médico paquistaní que se negó a abandonar su cuarto para ser trasladado a otro lugar. “Enojado”, Ping arrojó fuera del cuarto las pertenencias del médico, precisó otro policía.
“Los trabajadores que vieron la escena empezaron a protestar y a ellos se sumaron más tarde otras personas del exterior. En total, unos mil atacaron las oficinas”, dijo un policía a la AFP.
Según Gulfraz, los manifestantes dañaron vehículos y rompieron ventanas.
Las autoridades han anunciado que van a crear una comisión para determinar si Ping es culpable o no de blasfemia.
La blasfemia es un asunto espinoso en este país musulmán de más de 180 millones de habitantes lastrado por el aumento del integrismo, en el que una ley prevé hasta la pena de muerte para los que insulten al profeta.
Pakistán y China mantienen relaciones muy amistosas y empresas e ingenieros chinos trabajan en proyectos de desarrollo y energía en Pakistán.