Es una realidad, además de una de las inéditas experiencias que puedes hacer en estas latitudes navegando en un crucero de exploración por el último territorio virgen de la Tierra.
El 14 de diciembre de 1911, el noruego Roald Amundsen y su equipo llegaban al Polo Sur conquistando así el último mito geográfico de la historia. Hoy, transcurrido casi un siglo de la gesta del noruego, el Séptimo Continente presentido por los antiguos geógrafos desde los tiempos de Ptolomeo de Alejandría, continúa siendo terra australis incognita.
La Antártida es un lugar distinto a lo conocido, es superlativo. Es el lugar más frío del mundo, el desierto más seco, la meseta más alta, el hielo más extenso, el continente más aislado. No existe un lugar más salvaje ni tampoco más puro. Aquí hay restos de grandes expediciones de la época heroica, bases científicas que han marcado la historia de la ciencia contemporánea, animales salvajes sin ningún temor a los humanos y enormes icebergs de formas maravillosas. Todas estas cosas, más la embriagadora sensación que provoca el navegar más allá de la última frontera del planeta, animan un viaje por estas tierras heladas.
A bordo del moderno MS Fram, la compañía Hurtigruten ofrece varios itinerarios por las aguas del océano Austral para impregnarse de la belleza salvaje de sus costas y rememorar las expediciones de los pioneros. Cruzar el paso de Drake, fondear en las islas Falkland / Malvinas, conocer las antiguas estaciones balleneras de South Georgia, navegar hasta las Shetland del Sur, descubrir el trabajo de las estaciones científicas, explorar las islas de la península antártica o pasear entre pingüinos y bajo el vuelo de los albatros son algunas de las experiencias únicas que se proponen.
El clima, el hielo y las condiciones locales son las que van marcando el ritmo del crucero. En el camino, lugares tan sugerentes como la isla Decepción, donde recalar para gozar con la espectaculares vistas de la caldera del volcán y conocer los restos de la antigua estación ballenera de Caleta Balleneros, declarados Patrimonio Histórico de la Antártida; también el estrecho canal de Lemaire, perfilado de icebergs y muy conocido por su belleza natural; o el impresionante canal Neumayer, con sus majestuosos acantilados, y Puerto Lockroy, conocido por su base británica que se convirtió en museo.
En aguas del Atlántico Sur y envuelto por siglos de controversias, también es posible acercarse hasta el archipiélago de las islas Fakland, de costas recortadas y laberínticas en las que habitan lobos marinos, albatros y cinco especies diferentes de pingüinos; Port Stanley o las impresionantes colonias de aves de las islas New y West Point. Y, por qué no, cumplir el sueño de acampar en las tierras heladas de la Antártida siguiendo los pasos de Roald Amundsen, Ernest Shcakleton y Robert Falcon Scott. Una excursión inédita reservada a los pasajeros de espíritu más aventurero.
Con información de hola.com