El Gobierno está estudiando la posibilidad de traspasar el barco «Fortuna» al Ministerio de Defensa, lo que abarataría su mantenimiento, y dedicarlo a labores de alta representación como es la atención de las autoridades que visiten España.
Este es el destino más probable del yate que los empresarios de las Islas Baleares regalaron al Rey hace trece años con el fin de que contribuyera a promocionar el turismo en el archipiélago, pero que, en estos momentos de grave crisis económica, Don Juan Carlos ha puesto a disposición del Estado. El «Fortuna», de 41,5 metros de eslora yvalorado en su día en 18 millones de euros, fue cedido por el Rey a Patrimonio Nacional, organismo que gestiona las bienes públicos al servicio de la Corona.
Esta tarde, como casi todos los terceros martes de cada mes, se reunirá el Consejo de Administración de Patrimonio Nacional, que deberá dar luz verde a la petición que el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, hizo llegar la semana pasada al presidente de Patrimonio Nacional, José Rodríguez Spitteri, para que inicie los trámites de la desafectación del barco, es decir, que deje de pertenecer a Patrimonio Nacional y pase a Patrimonio del Estado.
Uno de los miembros del Consejo de Administración de Patrimonio Nacional es el alcalde de Palma de Mallorca, Mateo Isern. El anuncio de la renuncia del Rey al barco provocó cierta preocupación en la isla, pues temían que fuera el principio del fin de los veranos reales en Mallorca.
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