La directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, acudió el jueves a un tribunal de París en relación con su cometido en un pago de 400 millones de euros (520 millones de dólares) a un polémico industrial cuando era ministra de Hacienda.
La audiencia podría dejar en entredicho la reputación de Lagarde y Francia. El pago fue realizado al empresario Bernard Tapie dentro de un proceso privado de adquisición para zanjar una disputa con el banco estatal Credit Lyonnais por la malograda venta de la firma Adidas en la década de 1990. Muchos franceses lo consideran un ejemplo de las cómodas relaciones entre las grandes fortunas y el poder en el país.
Lagarde fue ensalzada por sus dotes negociadoras como directora gerente del FMI en la crisis de la deuda soberana europea. Su decisión de someter a un arbitraje privado la disputa de Adidas en lugar de los tribunales de justicia fue muy criticada, y la legislatura francesa pidió al poder judicial que investigara el caso.
Lagarde, que sonrió a los periodistas, abandonó el jueves su apartamento de París y acudió a una corte que atiende los casos que afectan a los ministros gubernamentales. Ha negado haber cometido irregularidad alguna.
En una conferencia de prensa realizada el jueves en Washington, el vocero del FMI Gerry Rice dijo que su consejo de administración, a pedido de Lagarde, había retirado ya su inmunidad diplomática para que pudiera comparecer ante la justicia francesa en este caso.
“El consejo de administración ha sido informado sobre este asunto y sigue confiado en la capacidad de la directora gerente para cumplir eficientemente sus funciones”, agregó.
En el momento del pago, Tapíe era allegado al presidente francés Nicolas Sarkozy, su superior. Sus detractores sostienen que el acuerdo fue demasiado generoso para Tapie a costa del erario francés, y que el caso no debería haber sido sometido a mediación privada por tratarse de un banco estatal.
Los investigadores iniciaron el caso en el 2011 ante la posible “complicidad en un fraude de fondos públicos” y “complicidad en una falsificación”. El caso quizá no vaya a juicio y de ser convicta Lagarde podría ser condenada a 10 años de cárcel, según la fiscalía.
La disputa por el acurdo de Adidas lleva años en los tribunales franceses, y una de las incógnitas de Legarde es por qué el gobierno no dejó que los tribunales decidieran el caso.
“Lo que es criticado hoy es sacar las disputas entre el banco, el señor Tapie y el estado francés fuera del sistema de la justicia nacional para someterlas a tres mediadores privados, que básicamente decidieron a puerta cerrada cómo solucionar la disputa”, comentó Christopher Mesnooh, un abogado de la firma en París de Field Fisher Waterhouse, no relacionada con el caso.
Tapie — un llamativo capitán de empresa y ex propietario de un club de fútbol que probó suerte como actor, cantante y ministro gubernamental — insiste que mereció el resultado de la mediación. Agregó que la investigación del caso es “falsa”, una caza con fines políticos por parte del gobierno socialista contra los partidarios conservadores de Sarkozy. Tapie podría ser investigado en un caso separado.
“La suerte de Lagarde no me preocupa”, dijo Tapie el jueves a la radio Europe-1.
“Cuando aparezcan las pruebas, hablaremos entonces”. AP