Si usted es de las personas que piensa que trasnochar no le generará consecuencias a su salud, está equivocado. El reflejo de malas noches o de no dormir las 8 horas diarias podría verse reflejado en su balanza la próxima vez que se pese. Las revistas científicas Pediatrics y la inglesa The Lancet publicaron este año una serie de estudios que comprueban la relación que existe entre dormir mal y ganar peso.
Según investigadores de la Universidad Británica de Surrey, publicados en The Lancet, “la razón exacta de esa relación no está clara aún, sin embargo, existe suficiente evidencia de que no darle al cuerpo las horas-sueño altera el metabolismo e incluso la producción de hormonas”.
Los expertos ingleses coinciden en que la obesidad es una condición multifactorial que va más allá de los alimentos que se consuman: incluye la genética de la persona y en especial los hábitos de vida. En ese sentido, señalan que “no solo es cuestión de comida, el ritmo de vida actual nos satura de actividades las 24 horas, los 7 días de la semana y eso nos lleva a extender las agendas a horarios que en el pasado eran para dormir”.
Cuestión de equilibrios
La trascendencia de los descubrimientos científicos va más allá de la simple hipótesis de que descansar más ayuda a controlar el peso. Los autores ingleses detectaron evidencia física de lo que ocurre por cada hora que no descansa.
Lo primero que se origina en su organismo es un desorden en la producción de hormonas que controlan el apetito, la consecuencia se da en que rápidamente usted va a desarrollar una sensación mayor de hambre, como si no hubiera comido desde hace varias horas.
Lo siguiente que ocurre es una alteración en la conducta. Si usted no descansa, seguro recordará el mal genio que siente por no poder conciliar el sueño. Eso no es casualidad, es una señal del cerebro de que los procesos que ocurren mientras dormimos se ven alterados e interrumpidos. Un grupo de psicólogos, que integraron el equipo investigador, explican que la mayoría de personas suelen calmar el mal genio con comida y, en lugar de consumir en pocas cantidades, abusaban en las porciones que se servían.
Una de las conclusiones sobre ese hallazgo fue que ningún alimento, por sí mismo, es el causante de la obesidad, se trata del desbalance que una persona hace entre las calorías consumidas y las gastadas.
El tercer descubrimiento de esta investigación está relacionado al cansancio que muestra la persona que no durmió bien. Las consecuencias se ven en la disminución progresiva en la actividad física. Al respecto los autores señalan: “si se tratara de una noche aislada no pasa a más. El problema radica en que muchas personas ven el dormir menos y el sedentarismo como un patrón”.
La falta de actividad física es uno de los cuatro factores de mayor riesgo de muerte en una persona porque ayuda al desarrollo de enfermedades como la obesidad, la diabetes y la hipertensión.
La falta de horas de descanso pareciera ser un problema entre los adultos, no obstante, los nuevos hábitos de vida también afectan a los niños. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se registran más de 40 millones de infantes en el mundo menores de 5 años con sobrepeso.
Sus niños también necesitan dormir bien
La revista Pediatrics publicó un estudio de la Universidad de Michigan, en el que se detectó la misma relación en niños que duermen mal y ganan peso. Los investigadores revelan que “los que dormían menos de nueve horas cada noche tenían más riesgos de volverse obesos, independientemente de su etnia, sexo, clase social o calidad del ambiente familiar”.
También confirmaron que “por cada hora adicional de sueño a los 8 años, los riesgos de obesidad disminuían 40% cuando el niño cumplía 12 años”.
“Esta es una población que replica mucho de lo que ven en sus padres y las consecuencias son más delicadas en ellos porque podría convertirse en un patrón para el resto de sus vidas”, agrega el estudio.
La solución es fácil
Quizás usted no pueda alterar el ritmo de vida de la sociedad, pero sí puede modificar algunos hábitos que le ayudarán a usted y su familia a cuidarse de esos kilitos de más. Una de ellas, es respetar, dentro de lo posible, las horas de sueño recomendadas para cada persona.
Utilice la energía que le proporciona el descanso para sentarse menos y moverse más, eso le permitirá agilizar su metabolismo y quemar más calorías.
Aliméntese bien, recuerde que no hay alimentos buenos o malos sino dietas mal balanceadas, así que si usted mezcla lo que come con una buena dosis de actividad física irá por el camino correcto.