“En martes, ni te cases ni te embarques”. Cuántas veces habremos escuchado este refrán, una de las muchas supersticiones asociadas a las bodas y que aún seguimos conservando siglos después. Esta tradición tiene, en concreto, más de dos mil años y procede de la antigua Roma, donde se puso el nombre de los dioses a los días de la semana. Martes era el dios de la guerra y la discordia, por lo que contraer matrimonio ese día, así como comenzar un negocio o emprender un viaje, auguraba un desastre.
Éste no es más que uno de los miles de ejemplos de supersticiones con los que podemos volvernos locos, si queremos, en el día más importante de nuestra vida. Rituales de lo más extraños que encontramos en cada rincón del planeta y que han permanecido indemnes desde hace siglos o que se han ido añadiendo a raíz de nuevos acontecimientos.
“A mí me dejó alucinada que el 11 de septiembre de 2011, en el décimo aniversario del atentado contra las Torres Gemelas, casi ninguna pareja quiso casarse. Ese día solo tuve dos bodas, cuando habitualmente tengo muchas más”, cuenta Concha Molina, directora de En Buenas Manos, una empresa que se encarga de diseñar y organizar bodas a medida.
Costumbres antiguas que permanecen
Entre las costumbres que tienen su origen en la magia ritual, en España sobreviven algunas tan habituales como que la novia lleve prestado algo de una persona que tenga buenos deseos hacia ella, como una joya o una prenda de seda; incluir algo de color azul, con la finalidad de proteger a los novios de las energías negativas y facilitar su entendimiento; que los futuros esposos lleven ropa interior nueva como símbolo de renovación y nuevas experiencias, o que el novio no vea el vestido de su futura esposa hasta el día de su boda, ya que, antiguamente, significaba que la pareja había mantenido relaciones sexuales antes de ser marido y mujer, lo cual estaba muy mal visto y se suponía que acarreaba mala suerte al matrimonio.
Sacrificios humanos
Ojalá todas las tradiciones asociadas con la superstición fueran tan agradables como estas, pero no ha sido así a lo largo de la historia. En algunas culturas antiguas, las familias pudientes no se conformaban con consultar a los astrólogos sobre las fechas más propicias para casarse, sino que tenían la mala costumbre de llevar a cabo sacrificios humanos para asegurar una boda feliz.
Tirar arroz y no casarse un día 13
En épocas más calurosas, era costumbre en muchos pueblos de Oriente Próximo arrojar grano sobre los recién casados con el objetivo de asegurar la fecundidad, tal y como ocurre ahora en España. Esto también se daba en algunas areas de Asia y se debía al gran temor que sentían estas culturas hacia la esterilidad, que era atribuida a las maldiciones de espíritus contra los que era obligatorio llevar a cabo ritos “mágicos”. “Lo del arroz cada vez se rechaza más. Las parejas lo ven cada vez más como una catetada que mancha y lo sustituyen por pétalos”, aclara María Nieto, socia fundadora de Today, Bodas y Eventos, quien, sin embargo, pocas veces tiene novias que no quieran llevar “algo nuevo, algo usado, algo prestado y algo azul”.
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