Ello, como era de esperar, provocó un aumento significativo de las importaciones que agotó las reservas líquidas del BCV, exacerbó la inflación y la escasez y al mismo tiempo desnudó la tremenda vulnerabilidad de la economía venezolana. Este fenómeno de estanflación concurre con unos precios petroleros absolutamente favorables, los cuales durante el primer trimestre de 2013 bordearon los US$ 104,0 por barril. Es difícil imaginar la explicación que pueda dar la dupla Giordani-Merentes para racionalizar el estado de postración de la economía en medio de precios del crudo tan favorables. La única valoración que puede hacerse de esta situación es que el modelo económico del socialismo del siglo XXI, basado en las expropiaciones, el gasto público como motor de la economía y el desprecio hacia el sector privado, está naufragando.
Ahora que la economía se hunde en el estancamiento y la inflación, Giordani desapareció o lo desparecieron de la escena y la cara la da Merentes, para tratar de afrontar la crisis que él mismo contribuyó a manufacturar. La inflación y la depreciación del bolívar en el mercado negro que hoy sufre Venezuela son hijas de Merentes por su irresponsabilidad al frente del BCV cuando la crisis se estaba incubando. Ahora, con el agua al cuello y responsable en buena medida del descalabro que sufre Maduro en su cuestionada gestión, quiere aparecer Merentes como una especie de Keynes de la economía venezolana sin tener con qué. Su único mérito es que oye a la gente a diferencia de Giordani.
¿En qué consiste el Plan Merentes? En ganar tiempo. Así de simple. Con mesas de trabajo convocadas para que los empresarios a quienes ayer humillaban y despreciaban drenen sus angustias, una economía no sale de la crisis. Hasta ahora las publicitadas mesas de diálogo han sido un ensayo de terapia siquiátrica de grupo donde importadores y productores sentados en el diván, exponen ante ministros su listado de problemas. Así no se concibe ni se aplica una política económica. Merentes, quien contribuyó a la sangría de las reservas del BCV, ahora promete dólares que solamente están en su imaginación. Para ser claros, el BCV no cuenta con las reservas líquidas para hacer frente al retardo en la entrega de dólares y las deudas acumuladas. La prueba de ello reside en el hecho de que PDVSA, la única generadora de divisas en Venezuela, acaba de suscribir un nuevo endeudamiento por US$ 7.500 millones, de los cuales US$ 4.000 millones fueron acordados con la Compañía China de Petróleo, US$ 2.000 millones con Chevron y US$ 1.500 millones con la empresa petrolera de taladros Schlumberger
Lo que hasta ahora ha planteado Merentes a los empresarios es que los va a escuchar y que va a reducir el lapso entre las solicitudes de las divisas y su liquidación. Igualmente, ante el temor que proveedores foráneos corten el financiamiento a deudores morosos, CADIVI, al parecer ha otorgado una suma modesta de dólares para que las casas matrices de donde provienen las importaciones mantengan el crédito. Más allá de esto, no hay otra cosa, salvo las declaraciones folclóricas de los ministros de Industrias y Comercio, quienes han afirmado que Venezuela va a convertirse en una potencia exportadora en el corto plazo. ¿Exportadora de qué? En 2012, de cada cien dólares generados, noventa y seis provinieron del petróleo y la segunda empresa que provía divisas como era SIDOR, hoy languidece, lo que ha llevado a que Venezuela tenga que importar cabillas. Hasta gasolina está importando Venezuela. Con los niveles de inflación que tiene Venezuela y con la política que siguió el gobierno de privilegiar las importaciones en detrimento de la industria nacional, actualmente lo único que Venezuela puede exportar es petróleo