Nueve jueves después del jueves Santo se celebra el día de Corpus Christi. Es una festividad religiosa que rinde tributo al Santísimo Sacramento a través de la danza alegre y colorida que ejecutan, por tradición, promeseros de roja vestidura y uso de grotescas máscaras, que simbolizan demonios rendidos ante la voluntad del bien y la bendición del Santísimo.
AVN
En Yare, estado Miranda, se celebra por tradición este religioso ritual, que representa parte de la danza que paralelamente realizan los promeseros constituidos en 11 cofradías tradicionales venezolanas que en diciembre de 2012 fueron declarados por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Cohesión social y solidaridad son los principales valores que caracterizan a los Diablos Danzantes de Corpus Christi y es través de su práctica en favor de la conservación educativa y cultural de las naciones como se “sigue el ejemplo del Santísimo Sacramento (…) Con una manera alternativa de ver al mundo, que es dar sin esperar recibir nada a cambio y eso es fundamental”, expresó recientemente el antropólogo George Amaiz.
En su definición de los Diablos Danzantes y en el compromiso mundial que asumió Venezuela ante la declaratoria de la Unesco, Amaiz señala que los diablos se comprometen con el país y con la humanidad de transmitir su información a nivel de la educación formal, de la educación no formal, para llevar a cada sector de la población, donde se baile diablos, donde no se baile diablos, este modelo de solidaridad.
A su juicio, los Diablos Danzantes “son un ejemplo del empoderamiento que el pueblo, que las bases están haciendo para direccionar sus destinos y para el respeto de las culturas populares tradicionales”, explicó al ser entrevistado ayer miércoles en Venezolana de Televisión.
Amaiz insistió que esta manifestación religiosa es un elemento cultural trascendental no solamente desde el punto de vista folklórico, sino desde la perspectiva independentista por ser una expresión anti dominio y anti hegemónico que caracteriza la lucha social de los pueblos.
“Si tú estás orgulloso de donde tú vienes, de lo que eres, si te sientes afortunado de la familia que tienes, de tu contexto inmediato, de tu sociedad, de tu pueblo, de tu país, de los valores esenciales de tu país, es mucho más difícil, por no decir imposible, que algún modelo hegemónico, foráneo, con intereses, intenten dominarte o puedan dominarte”, enfatizó.
La danza
Los Diablos danzan al son del repique de la caja, un tambor típico. Bailan por las calles del pueblo para luego arrodillarse al unísono frente a la iglesia, permaneciendo postrados en señal de respeto al Santísimo mientras el sacerdote los bendice.
La música y el baile continúan mientras los Diablos —quienes pagan una promesa religiosa al convertirse en demonios de rojas vestiduras y coloridas máscaras— visitan las casas de algunos Diablos difuntos.
La celebración termina cuando al final de la tarde suenan las campanas de la iglesia y la hermandad se dispersa hasta el próximo año, cuando volverán a representar este rito donde el bien debe prevalecer sobre el mal.
Este religioso ritual se realizará este jueves en San Francisco de Yare, estado Miranda, acompañado por el Canciller de la República, Elías Jaua, quien en su rol como Vicepresidente de la República firmó el documento que elevó a la Unesco la solicitud de declararlos Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.