Un estudio. que ha utilizado imágenes cerebrales de resonancia magnética de los cerebros de un grupo de bebés, se suma a la creciente evidencia que sugiere que la lactancia materna mejora el desarrollo cerebral de los bebés. El trabajo, realizado en la Universidad de Brown (EE.UU.) muestra que lactancia materna, por sí misma, produjo un mejor desarrollo cerebral que una combinación de leche materna y la fórmula.
El estudio se realizó con un equipo de resonancia magnética especial para bebés del niño (IRM) que permitía observar el crecimiento del cerebro en una muestra de niños menores de 4 mientras dormían. La investigación encontró que a los 2 años, los niños que habían sido amamantados en forma exclusiva durante al menos tres meses tenían un mayor desarrollo en zonas clave del cerebro en comparación con los niños que fueron alimentados con leche de fórmula o con una combinación de fórmula y leche materna. El crecimiento era más pronunciado en aquellas partes del cerebro relacionadas con el lenguaje, la función emocional y la cognición.
Este no es el primer estudio que sugiere los beneficios de la lactancia materna en el desarrollo del cerebro. Sin embargo sí es el primero que demuestra con imágenes tomadas en tiempo real dichos efectos, y no como los estudios de comportamiento que sugería mejores resultados cognitivos en adolescentes y adultos que había sido alimentados exclusivamente con leche materna.
«Queríamos ver cuándo se producen en realidad estos cambios en el desarrollo del cerebro y hemos podido demostrar que están allí presentes casi desde el principio», explica Sean Deoni, autor principal del estudio.
Materia blanca
Su equipo utiliza máquinas de resonancia magnética específicas para estudiar los cerebros de los bebés mientras duermen. Gracias a esta técnica puede analizar la microestructura de la materia blanca del cerebro, el tejido que contiene las fibras nerviosas largas y ayuda a diferentes partes del cerebro a comunicarse entre sí. En concreto, la técnica analiza las cantidades de mielina, el material graso que aísla las fibras nerviosas y determina la velocidad con la que se producen las señales eléctricas alrededor del cerebro.
Analizaron 133 niños de entre 10 meses y cuatro años de edad. Todos los bebés había tenido una gestación normal y provenían de familias con estatus socioeconómicos similares. Los investigadores dividieron a los niños en tres grupos: aquellos cuyas madres fueron exclusivamente amamantados durante al menos tres meses; los alimentados con una combinación de leche materna y de fórmula, y los alimentados únicamente con leche de fórmula. Los investigadores compararon a los niños mayores con los niños más pequeños para establecer trayectorias de crecimiento en la materia blanca de cada grupo.
El estudio, publicado en Neuroimage, mostró que, de los tres grupos, el alimentado con lactancia materna exclusiva tuvo el crecimiento más rápido en la materia blanca mielinizada. «Las diferencias van de un 20 a 30 por ciento, algo asombroso en tan poco tiempo», reconoció e investigador.
Pruebas cognitivas
Para corroborar sus observaciones, el equipo practicó una serie de pruebas cognitivas básicas en los niños mayores. Así vieron un mayor rendimiento en el lenguaje, en la recepción visual y en el rendimiento de control motor en el grupo alimentado con leche materna.
El estudio también analizó los efectos de la duración de la lactancia materna. Los investigadores compararon el crecimiento cerebral en los bebés que fueron amamantados durante más de un año con los amamantados menos de un año. Así vieron que en los primeros había un desarrollo cerebral más significativo, especialmente en las áreas del cerebro que se relacionan con la función motora.
«Yo diría que, junto con todas las otras pruebas, parece que la lactancia materna es absolutamente beneficiosa», afirma Deoni.