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Natalie García
El 12 de junio de 1962 el presidente Rómulo Betancourt decreta a Canaima como Parque Nacional. Desde entonces han transcurrido 51 años, algunos buenos, otros no tanto. Actualmente el poblado que erige el nombre del área protegida y todos los demás sectores que lo integran, se encuentran amenazados por la minería ilegal, la depredación ambiental, la pérdida de la cultura ancestral pemón y la indolencia de las autoridades.
A diferencia del año anterior, cuando el parque cumplió medio siglo, hoy no habrá festejos, ni actividades. La falta de apoyo de las instituciones que hacen vida en el lugar, dificulta que los residentes intenten hacer algo que marque la diferencia, ya que el turismo ha caído mucho en los últimos meses y los recursos son cada vez más escasos.
Para el capitán indígena Ramón Simon “es triste, muy triste que no se sea tomado el parque en cuenta para nada. El año pasado lo que se hizo fue esfuerzo de unos pocos que llevaron a cabo la programación, pero ahora estamos con tantos problemas, el combustible, los alimentos, la minería ilegal, la ausencia de respuestas de las autoridades, no sabemos qué hacer y no tenemos dónde acudir”.
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Antes Canaima era un pueblo pujante, lleno de oportunidades y turismo, mucho turismo. Ahora casi no recibe vuelos. El impulso que había alcanzado con la baja de los pasajes, gracias a la apertura de una ruta de la estatal Conviasa, se desvaneció desde agosto de 2012, cuando los traslados fueron suspendidos por el mal estado de la pista.
“Aquí no hay movimiento. No hay turismo, no sabemos qué hacer. Muchas personas se están yendo a la mina y las autoridades lo permiten. Aquí parece que es más importante revisarte por cargar una paca de harina de maíz que ver si vas a la mina. Es la verdad, y mi deseo de aniversario del parque es que se acabe la indolencia de las autoridades, de las instituciones, nosotros denunciamos lo que pasa pero no actúan, y queremos soluciones”, asegura el capitán Simon.
Desarrollo integral
Para William Chung, reconocido guía turístico con más de 25 años de experiencia en la zona y organizador el año pasado de las actividades conmemorativas, su principal deseo es que retornen los vuelos a Canaima y se trabaje en la recuperación ambiental y cultural de la localidad.
“Si hay vuelos y pasajeros todos tenemos trabajo. Ahora, en estos momentos, los costos son elevados y muchas personas cancelan porque viajar para acá se ha complicado”, apunta.
Para Chung, las recientes promesas del gobierno son sólo eso, promesas. “Yo no tengo expectativas con relación al gobierno. La pista tiene mucho tiempo dañada, el proyecto tiene mucho tiempo. Si Maiquetía tiene 23 años esperando ser reparada, qué les va a importar Canaima. Una cosa es que digan y una cosa es que hagan. Es verdad que hay que reconocer que este gobierno hizo obras en Canaima, pero hay que apuntar que también son muchas las promesas y pocas las respuestas”.
Rescate cultural
Antonio Hitcher, guía del campamento Ucaima y pemón kamaracoto, lamenta que la cultura ancestral se está perdiendo en parte por la política, pues en vez de defender sus valores, la lucha en Canaima es por el “legado de Hugo Chávez”, algo que considera contradictorio.
Así como William Chung coincide en afirmar que con respecto al parque nacional la gestión gubernamental tiene que exhibir sus obras, en muchos casos son trabajos incompletos, como el aeropuerto para el cual fueron aprobados 110 millones de bolívares y 6 millones de dólares, por el presidente Nicolás Maduro.
“Nosotros lo que esperamos del gobierno es más participación a la hora de anunciar las cosas. Que nos pregunten antes de hablar de realidades que no son ciertas… hay muchos dirigentes indígenas que supuestamente defienden nuestra causa, pero no hacen más que hablar cuando no han visto la realidad”, comenta.
Para quienes viven dentro del parque es indispensable que el turismo sea llevado de la mano con el respeto y rescate de la cultura indígena y la preservación ambiental, cosa que hasta ahora no ha sido posible.
Naturaleza cuantificada
Canaima tiene 3 millones de hectáreas de extensión y comprende dos sectores, el occidental y el oriental (Gran Sabana).
Es el segundo parque más importante de Venezuela y el sexto más grande del mundo.
Tiene en su haber el tepuy más alto el Roraima con 2.810 metros sobre el nivel del mar y el más extenso, el Autantepuy, con 700 kilómetros cuadrados.
Desde el Auyantepuy se desliza la caída libre de agua más alta del mundo, el Salto Ángel (Kerepacupai Vená).