La investigación, encabezada por el profesor Hiromitsu Nakauchi, director del centro para la biología de células madre y medicina regenerativa en la Universidad de Tokio, parece haber salido de las páginas de la famosa novela de Herbert Wells ‘La isla del doctor Moreau’.
La tecnología se basa en el desarrollo de un ‘embrión quimérico’ tras la implantación de un tipo especial de células madre humanas denominadas células madre pluripotentes inducidas (iPS) en un huevo fertilizado de cerdo en el útero de una cerda. Una vez se crea el embrión, este crecerá con un órgano humano perfecto, como, por ejemplo, un corazón o un riñón. Entonces, cuando se mata al cerdo adulto, el órgano se extrae y se trasplanta a alguien que necesite uno sano.
Nakauchi indicó que su equipo ya ha tenido éxito en la inyección de células madre de ratas en los embriones de ratones que habían sido alterados genéticamente. “Podemos aplicar los mismos principios a las células madre humanas y embriones de cerdos”, dijo el científico.
Sin embargo, para poner esta tecnología en práctica, un equipo de expertos designados por el Gobierno de Japón se reunirá para redactar las directrices que rigen la investigación en este campo. Las normas actuales japonesas permiten a los investigadores desarrollar ‘embriones quiméricos’ en laboratorios durante un máximo de dos semanas, pero de momento la implantación de los embriones en animales está prohibida.
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