En diversas oportunidades, los medios de comunicación del país han reflejando situaciones de violencia y atentados criminales que lamentablemente han tenido como escenario importantes centros de educación superior y de educación media fuera de nuestras fronteras, con lamentables saldos de inocentes víctimas fatales y heridos. Por lo general los hechos han sido atribuidos a la acción de unos fanáticos religiosos o responsabilidad de ciudadanos con serios problemas personales y trastornos mentales.
En cualquiera de los casos, esa aislada conducta de algunos, no sólo es seguida por la más implacable investigación y acción de los respectivos gobiernos y autoridades judiciales, sino que siempre reciben el más amplio repudio por parte de los connacionales y la opinión pública internacional.
Sin duda que una cosa es enterarse por los medios de acontecimientos como los citados anteriormente y otra muy distinta es la triste historia que nos ha tocado vivir a los venezolanos en los últimos años, al ser testigos (directos o indirectos) de la más brutal, cobarde, irracional, desproporcionada e inmoral acción de agresión a la que han sido sometidos los Campus Universitarios de nuestras principales casas de estudios superiores, el de las “Universidades Nacionales Autónomas”, centros por excelencia del pensamiento crítico, la pluralidad, el dialogo, la solidaridad, la convivencia, y de la acción ciudadana en pro del desarrollo, bienestar, salud y seguridad de nuestro país.
Sólo en la “Casa que vence las Sombras”, nuestra querida Universidad Central de Venezuela-UCV (Monumento Cultural de la Humanidad-UNESCO), en los últimos 5 años han sido perpetrados y denunciados por las valientes y dignas autoridades y gremios universitarios, un total de 62 ataques a las instalaciones, a sus bienes y por supuesto a su comunidad en general. Similar suerte han corrido las no menos importantes ULA, LUZ, UDO, UC, y muchas otras instituciones.
Todos los casos de agresiones registradas en el país en los Campus Universitarios, han tenido en común una acción vandálica perpetrada por motorizados armados, portando pistolas de alto calibre, armas largas, capuchas, bombas lacrimógenas, impunidad, complicidad de organismos policiales, consignas a favor del gobierno nacional y apoyo de los principales dirigentes y parlamentarios pro gobierno, por supuestamente tratarse de acciones revolucionarias y contra el imperialismo y sus lacayos.
Ahora bien, esta acción de fanáticos, enfermos o no, dirigidos desde dentro o fuera del recinto universitario, aún cuando cuenten con el silencio cómplice del Poder Judicial, la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo, jamás lograran amedrentar y destruir la voluntad de lucha que acompaña la vida de nuestras Universidades para poner el conocimiento y nuestras propias vidas en la defensa de la Universidad Autónoma, de una educación de calidad sin distingo alguno y de estar siempre al servicio del país y no de una parcialidad.
@Angelrangels