El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, cambió hoy su agenda para prolongar su estancia en Oriente Medio y tratar hasta el último minuto de convencer al presidente palestino, Mahmud Abás, y al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de que se encuentren cara a cara.
Tras varios viajes desde el jueves entre Ammán -donde se encontró con Abdalá II de Jordania y con Abás- y Jerusalén -donde habló con Netanyahu y el presidente israelí, Simón Peres- Kerry suspendió hoy un viaje previsto a Emiratos Árabes, donde iba a cenar con el ministro emiratí de Exteriores, para volver a reunirse con las partes e insistir en que se avengan a verse.
Esta mañana se encontró en Ammán por segunda vez con Abás durante algo más de dos horas, pero suspendió la rueda de prensa prevista tras la reunión.
Por la tarde regresó a Jerusalén y, tras finalizar la jornada sabática al caer la noche, mantuvo su tercer encuentro en tres días con Netanyahu, en el que también participó la titular israelí de Justicia y encargada del proceso de paz, Tzipi Livni.
A lo largo del día, fuentes israelíes aseguraron a varios medios que se comunicaría pronto la celebración de una reunión entre israelíes y palestinos que podría tener lugar la próxima semana, pero todavía no se ha hecho anuncio oficial alguno.
Se trataría de una minicumbre a cuatro bandas, la primera desde que se estancó el proceso de paz en septiembre de 2010, que se celebraría en la capital jordana y en la que participarían Netanyahu, Abás y representantes de EEUU y Jordania, que podrían ser el propio Kerry y el rey Abdalá.
Pero el tira y afloja con unos y otros parece no haber dado aún frutos.
Antes del encuentro de esta noche, el ministro israelí Gilán Erdan aseguró en una entrevista televisiva que no cree que el reinicio de negociaciones sea inminente porque Abás “sigue demandando precondiciones” que Israel no está dispuesto a cumplir, informó el diario “Haaretz” en su versión digital.
Para sentarse a la mesa, los palestinos exigen la liberación de todos los presos anteriores a 1993, el fin del crecimiento de las colonias judías en su territorio y una declaración israelí de que el diálogo se centrará en el establecimiento de un Estado palestino independiente basado en las fronteras de 1967.
Los israelíes, por su parte, exigen el reconocimiento de los palestinos a Israel como Estado judío y se niegan a aceptar precondiciones al diálogo.
Fuentes de ambos lados informaron estos días de que hay en marcha conversaciones secretas para la liberación del centenar de palestinos presos desde antes de la firma de los Acuerdos de Oslo (1993), que Netanyahu podría estar dispuesto a aceptar siempre que fuese en varias fases a lo largo del proceso negociador.
Desde Gaza, el movimiento islamista Hamás señaló que las negociaciones de paz con Israel son “futiles” e instó a la Autoridad Palestina a rechazar la presión estadounidense para aceptar iniciativas económicas como un primer acercamiento a la paz.
“En Hamás miramos de cerca los esfuerzos del secretario de Estado Kerry para relanzar el llamado proceso de paz, que se basa en una agenda (norte)americana-sionista que ve cómo los asentamientos devoran la tierra y la judaización de Jerusalén y de los lugares sagrados”, aseguró el grupo en un comunicado, según la agencia de noticias palestina Maan.
“Las negociaciones no traerán nada nuevo”, añadió.
La llegada de Kerry en su quinta visita a la región estuvo precedida por declaraciones de una y otra parte mostrándose partidarias de un acuerdo de paz y dispuestas a negociarlo, pero también de anuncios israelíes sobre la nueva construcción de colonias en Cisjordania y recordatorios palestinos de que, mientras los asentamientos sigan creciendo, no hay nada de lo que hablar. EFE