En días recientes, me toco la no fácil tarea de tratar de explicarle a un buen amigo (que visitó nuestro país después de muchos años) sus inquietudes sobre lo que está pasando en la Venezuela actual, pues para su asombro en nuestro rico país petrolero, por un lado se ve una ciudad prácticamente paralizada con vehículos privados y de servicio público estacionados por largos periodos de tiempo en sus calles, avenidas y autopistas, y al mismo tiempo un grupo muy numeroso de ciudadanos se abren paso en motocicleta a punta de corneta, como si no tuvieran frenos, entre los angostos espacios que quedan entre vehículo y vehículo.
Me hizo preguntas tales como: ¿Y a qué hora trabaja toda esta gente?, ¿Qué están haciendo las autoridades para tratar de solucionar el problema de la movilidad en la ciudad?, ¿Cuales son las estadísticas de accidentes, lesionados y víctimas fatales por cuestiones de transito?, ¿Cuánto le cuesta al país la pérdida de tiempo útil de sus ciudadanos, la atención hospitalaria en el sistema de salud pública y el creciente deterioro del parque automotor?, ¿Cómo hacen los dueños de vehículos y motos para asegurarse ante las pérdidas vinculadas a los accidentes?, ¿Cómo está la seguridad personal en medio de toda esta situación?..y otras más.
Por supuesto que no me quedó más alternativa, que el tratar de apoyarme en sus preguntas, para tratar de describirle los lamentables momentos por lo cuales estamos atravesando en nuestro país.
En resumen y de manera precisa le señale: el que tiene la suerte de tener trabajo, sabe a qué hora sale pero no a qué hora llega, y peor aún, si llega con vida. El tener el vehículo automotor asegurado es un requisito, pero pocos pueden costeárselo por los altos precios de las pólizas. Las autoridades regionales y municipales no pueden implementar medidas de control o de construcción de alternativas viales, bien sea por falta de competencias o de recursos, y las autoridades nacionales no lo tienen entre sus prioridades. Los motorizados crecen de manera desproporcionada, igual que su vinculación con los accidentes, y la anarquía es el denominador común de sus actuaciones. El parque automotor se deteriora a pasos agigantados, y no hay repuestos a precios accesibles para repararlos, o resulta casi imposible el poder renovar la flota. Las autoridades policiales y de transito anuncian medidas punitivas en base a la legislación existente, pero no se cumplen.
Para colmo de males no se llevan estadísticas oficiales y se desconocen los planes oficiales para afrontar la situación. Algo así como la crisis sobre ruedas.
@Angelrangels