A menos de un mes del Campeonato Mundial de Moscú, nuevos casos de dopaje de figuras de primer nivel sacuden el atletismo internacional y demuestran que el deporte no se ha librado de ese flagelo. AP
El jamaiquino Asafa Powell, quien tuvo alguna vez el récord mundial de los 100 metros, el estadounidense Tyson Gay y la campeona olímpica jamaiquina Sherone Simpson enfrentan posibles suspensiones por uso de sustancias prohibidas.
Todos se declaran inocentes.
“No soy un tramposo ni nunca lo he sido”, aseguró Powell en su cuenta de Twitter.
El jamaiquino de 30 años y quien fijó un récord de 9.74 segundos que fue quebrado por su compatriota Usain Bolt en el 2008 pidió una investigación de cómo fue que la sustancia estimulante oxilofrina ingresó en su sistema e hizo que diese positivo un control al que se sometió en junio en el campeonato jamaiquino.
Simpson, a quien se le encontró la misma sustancia, afirmó que “jamás consumiría a sabiendas una sustancia ilegal”.
Gay, quien se vendió siempre como alguien totalmente contrario al dopaje, tampoco admitió su responsabilidad.
“No tengo ninguna teoría de sabotaje, ninguna mentira que decir para hacer que todo parezca un error. No tengo ninguna de esas historias. Básicamente confié en alguien que me falló”, declaró.
Gay, quien ganó los 100 y los 200 metros del campeonato estadounidense el mes pasado, dijo que se retiraba del mundial.
El estadounidense ganó medallas de oro en los 100, los 200 y el relevo corto en el 2007. Participó voluntariamente en un programa de la Agencia Estadounidense Contra el Dopaje y los resultados jamás despertaron sospechas. Hasta que el 16 de mayo, en un control fuera de competencia, se le detectó una sustancia prohibida que no fue revelada. Se esperan los resultados del análisis de la segunda muestra.
Generalmente quienes son pillados usando sustancias prohibidas por primera vez reciben suspensiones de dos años, o menos si hay circunstancias atenuantes. Tanto Gay como su técnico Lance Brauman afirman que en este caso las hubo.
“Tal vez sea inocente, pero le creo” a Gay cuando dice que un amigo le falló, expresó Brauman.
Mientras el caso de Gay es analizado en Estados Unidos, los de Powell y Simpson son parte de una crisis que afecta al atletismo jamaiquino, que ha ganado 28 medallas en los tres últimos juegos olímpicos.
El diario jamaiquino The Gleaner dijo el domingo que cinco atletas habían tenido resultados positivos, lo que dio munición a quienes sostienen que los controles en Jamaica no son rigurosos.
“Esto no es bueno para el atletismo”, manifestó Rashalee Mitchell, profesor asistente de ciencias sociales de la University of the West Indies en Jamaica. “Está empañando nuestra reputación como país que produce talentos que han sobresalido a nivel mundial sin la ayuda de drogas”.
El nuevo escándalo surge un mes después de que a otra campeona olímpica jamaiquina, Verónica Campbell-Brown, se le hallase un diurético prohibido en su organismo.
La atleta fue suspendida provisionalmente, mientras se investiga su caso, en medio de versiones de que se trataría de una infracción menor que no generaría el máximo castigo.
Las sustancias que se han detectado en todos estos casos –diuréticos y estimulantes– no son tan fuertes como los esteroides y las drogas sofisticadas que se le encontraron a Marion Jones, Tim Montgomery, Ben Johnson y otros atletas en el pasado, pero muchas de las desmentidas y justificaciones suenan familiares.