Recuperar la figura después de un embarazo no es fácil. La cirugía estética durante el parto es la última tendencia entre las “celebrities”. Un polémico atajo, más rápido que el ejercicio y la dieta, que tiene sus riesgos.
Flacidez, grasa acumulada, pecho caído, estrías… son algunas de las huellas que deja el embarazo en nuestro cuerpo. Borrarlas no resulta fácil y se convierte, en muchos casos, en motivo de frustración para las madres recientes. Tanto, que una novedosa y polémica tendencia empieza a hacer furor en Estados Unidos. Se llama “Mommy Makeover” y consiste en aprovechar el momento de dar a luz para hacerse unos “retoques” estéticos. En España, solo unos pocos centros realizan esta técnica, a la que se rumorea que recurrió Shakira durante el nacimiento de su hijo. Entre las intervenciones más frecuentes está la plicatura muscular del abdomen, que consiste en unir los músculos abdominales que han cedido por la expansión del bebé, y en realizar un pequeño estiramiento de la piel del abdomen para darle tersura y eliminar la flacidez. El resultado es una tripa plana.
Esta técnica, que se realiza cuando el parto es por cesárea programada (nunca si es de riesgo o de urgencia) implica que, además del ginecólogo, esté presente en el quirófano un cirujano plástico, que decidirá si se puede aplicar la técnica o no. “Se consigue una recuperación más rápida de la silueta y se evita la diástasis de los músculos rectos abdominales, que da lugar a un abdomen globuloso, algo que no se corrige aunque la madre adelgace”, indica el dr. Vicente Paloma, cirujano plástico de Centro Médico Teknon, en Barcelona. No obstante, el dr. Fernando Magdaleno Dans, jefe de Obstetricia del Hospital La Paz, en Madrid, advierte que “algunas cirugías, como la mamaria, la liposucción y la abdominoplastia completa (que reconstruye la pared abdominal con reducción de piel y grasa) están contraindicadas durante el parto”.
Este procedimiento implica los mismos riesgos potenciales que cualquier cirugía mayor. Sus detractores argumentan, además, que cualquier operación estética está contraindicada porque el cuerpo sigue sufriendo cambios hasta meses después del parto; y aconsejan esperar hasta que se restablezca del sobreesfuerzo del embarazo. Las rápidas recuperaciones de algunas estrellas como Heidi Klum o Victoria Beckam, ambas madres de cuatro hijos aunque sus cuerpos no lo delaten, provocan multitud de rumores en torno a sus “secretos”. Lo cierto es que, a la hora de recuperar la figura, influyen muchos factores, y son determinantes la genética, la constitución y el estilo de vida.
Ejercicio físico planificado
Dejando aparte excentricidades de “celebrities”, lo más recomendable para conseguir que todo vuelva a su sitio es el sistema de toda la vida: recurrir al ejercicio físico.
Pero no sirve cualquiera, de hecho, durante los primeros 40 días tras el parto están contraindicados las actividades de alto impacto. “Todos los esfuerzos de levantar peso, montar a caballo o los ejercicios que aumenten la presión sobre el periné, deben evitarse. Una vez pasada la cuarentena y, siempre que el ginecólogo haya dado el alta médica, se podrá comenzar a practicar natación, yoga o pilates”, explica Álvaro Bargués Hernández, fisioterapeuta experto en posparto del Centro de Fisioterapia Valle36, en Madrid. Esto no significa que la nueva madre deba imponer en su vida la inmovilidad, al contrario, en cada fase del posparto existen una serie de recomendaciones
En el posparto inmediato
Desde el segundo día tras el alumbramiento, se pueden poner en práctica una serie de movimientos encaminados a activar la circulación y los músculos y a tonificar el suelo pélvico. Por ejemplo, algo tan sencillo como mover las piernas, flexionando y estirando las rodillas, es muy útil para evitar la acumulación de líquido. Otro movimiento recomendado es el siguiente: tumbada boca arriba, con las rodillas dobladas y los pies apoyados en la cama, levantar ligeramente los glúteos; de este modo se consigue contraer la musculatura de la parte posterior del muslo y de los gemelos. El fisioterapeuta también hace hincapié en la necesidad de realizar los ejercicios Kegel (distintos tipos de contracciones, rápidas y lentas, de los músculos del suelo pélvico), tanto si el nacimiento ha sido natural como si se ha tenido que realizar una cesárea, ya que ayudan a fortalecer la musculatura del periné.
Al terminar la cuarentena
Se puede asistir a programas específicos de pilates, natación o gimnasia abdominal hipopresiva. Esta última es una técnica originaria de Francia que combina diferentes posturas con una respiración especial para conseguir que el diafragma se eleve y se recoloquen las vísceras de la zona abdominal (útero, vagina, vejiga, intestino). “Lo mejor es ponerse en manos de un profesional para que establezca los ejercicios y controle cómo deben llevarse a cabo”, aconseja el Ávaro Bargués.
¿Qué dieta hay que llevar?
Muchas mujeres se preguntan si esos kilos de más que les ha dejado el embarazo se quedarán para siempre. La respuesta es no. “Piensan que su metabolismo ha cambiado, cuando lo que ocurre es que han cambiado los hábitos”, explica Elena Pérez Montero, nutricionista del Hospital Quirón de Madrid. Los expertos en nutrición no se cansan de repetir que se puede adelgazar llevando una alimentación variada y controlando la ingesta de determinados alimentos, pero sin eliminarlos por completo de la dieta. Durante el posparto, hay que distinguir entre la mujer que está dando el pecho al bebé y la que no lo hace, ya que necesitan aportes diferentes.
Madre lactante. “No necesita ponerse a dieta y suele requerir 400-500 calorías más al día de las que tomaba antes del embarazo, para cubrir la producción de leche. Si no aumenta la ingesta, irá adelgazando paulatinamente solo por dar el pecho”, explica la nutricionista. Las recomendaciones dietéticas son: consumir grasas no saturadas (aceite de oliva, pescado azul y 4 o 5 nueces al día); realizar seis comidas diarias para que el nivel de azúcar se mantenga estable a lo largo de la jornada; tomar de 2 a 2,5 litros de líquido al día; e incluir un lácteo (leche, yogur, queso) en cada comida.
Madre no lactante. “Si toma 500 calorías menos de las que necesita a diario, puede perder entre medio kilo y uno a la semana, siempre que realice ejercicio físico”, afirma Pérez Montero. Debe tomar a diario entre un 12% y un 15% de proteínas, lo que equivale a comer pescado, carne o huevos dos veces al día; además de dos raciones de hidratos de carbono en cada comida (40 g de pan, 30 g de arroz o pasta, 40 g de legumbres). Ha de controlar la ingesta de grasas: elegir carnes magras, evitar los productos hipercalóricos (embutidos, fritos, precocinados, dulces) y consumir solo dos o tres cucharadas de aceite de oliva al día. El primer plato de cada comida ha de ser siempre de verdura y, en caso de que aparezca ansiedad, se recomienda tomar la fruta antes para saciarse. Conviene utilizar formas de cocción que no destruyan las vitaminas: al vapor, crudo o “wok”.