El criticismo personalista, hiriente y muletero, atrapa la escena en estos días. El yoísmo con el cual alertamos de lo mundano y lo divino (yo te lo dije, yo lo he escrito, yo lo sabia, yo lo he dicho mil veces, yo, yo, yo….) deja en evidencia profundas carencias afectivas, muy típicas del espíritu destructivo de nuestra cultura ciudadana. Y se nos va la vida acusando a quien no fue capaz de resolverme un problema, sacarme de un guayabo o hacerme rico, mientras no muevo un dedo (sino la lengua), para salir de mi calamidad. Entretanto, no falta el que dice con escolástica autoridad, Maduro se está consolidando… porque Capriles y su MUD se (nos) dejaron fregar -sic-.
Un señor bien hablado, inteligente, sin duda preocupado, y amante del país, se presenta en una entrevista (como bloguero), y sentencia: “la oposición es colaboracionista…”. Con un dejo de obstinación agrega: “yo no tengo que tolerar que ellos validen un robo electoral… Lo digo de frente: Capriles se dejó quitar el triunfo del 14A… Hay que romper con el paradigma de esa unidad opositora”. Y por ahí se va despotricando con tono alto, intelectual, las carencias, omisiones y deficiencias de todo aquello que sepa a oposición. El periodista le interrumpe en medio de su tembleque, y le pregunta con agudeza y perplejidad: “muy bien, entonces dígame usted, ¿qué hacemos? ¿Cuál es la salida? El bloguero, como mago sabatino, saca de la manga ‘un conejo’ y dice: ¡una nueva constituyente! Y aclara: el mismo instrumento que utilizó Chávez en 1998 para desaparecer inconstitucionalmente, la Constitución de 1961. Nada de Kinos como lo impuso Merentes. Iríamos a un proceso constituyente, de verdad-verdad, que nos devolvería -entiendo- la IV república-sic-. Minuto a minuto terminé de ver la entrevista. Quería testimoniar hasta adónde llegaría aquel pensamiento critico con indiscutible fluidez dialéctica. No hubo sorpresas. El bloguero redujo su “aporte” a un no me calo más a la oposición. Me recordó al coronel Macario. Muy típico. Con voz altisonante, ceño fruncido y jadeante… Lo que no comprendí fue cómo iban a sacar a Maduro y a todo su pelotón, con un blog y una pluma, y sin la mínima intervención de la sombra opositora, ni de sus partidos y ni sus militantes. Una opinión convertida en alharaca donde un criticismo vacío no logró más que el afianzamiento de Nicolás.
No se trata de descartar la sugerencia. Un nuevo frente ciudadano, es una alternativa plausible, como lo es una constituyente. Pero, ¿quién la promueve, cuándo se convoca, cómo se ejecuta? Las iniciativas políticas que pretendan ser alternativas de poder, deben venir acompañadas de un proyecto bien pensado, con gente, estructura y estrategias de acción política. No estamos para academicismos en la red. El manto de la libertad de opinión no da para señalar con ponzoña al que jala de un mismo lado. No es que la crítica no sea válida. El tema es que sea articuladora, aglutinadora, y muy importante, eficaz. Descalificar o desmerecer el trabajo que ha hecho la oposición en momentos de absoluto resquebrajamiento institucional, es torpe. Es sumarle más piezas rotas al desmadre. Si Capriles se dejó quitar un triunfo electoral o carece del carácter para liderar un movimiento de cambio, los tiempos serán inclementes y la opinión pública lo descartará. Pero salir a catalizar esos tiempos, lo que trae es la anticipación de nuevas derrotas y el enclave del usurpador.
Una constituyente es un proceso posterior, es un después, es una herramienta para arreglar el motor desmantelado. Pero antes necesitamos una grúa y muchas manos para sacar el motor de la vetusta carrocería. Nada hacemos diciendo que la grúa va oxidada o que los que deben cargar, no tienen fuerza ni cabeza. Nuestro hedonismo ilustrado, nuestra ansiedad retrechera y nuestro actitud divisional, fue la que le permitió a Chávez superar el 11-A, “ganar el RR”, imponer la reforma del 2009 y en fin, quedarse en el poder como le vino en ganas, mientras nosotros perplejos veíamos conejos salir de la solapa. Es el quiebre entre banqueros pro-bonos y pro-gobierneros y sus cándidos ahorristas; es la fractura militar, la fractura de partidos o la división entre Carmona y Ortega del 11A. Es el quítate tú pa’ ponerme yo. Pero la gente se hartó del criticismo. Quien quiera ofrecer otras opciones debe salir a la calle con un plan de acción real, espíritu de sacrificio y dispuesto a dejar la vida si es preciso por lo que propone. Vean a los estudiantes. Ahí van solos, sin acusar a otro que no sea al Gobierno, poniendo el pecho.
El periodista asestó: ¿Ud. cree que los venezolanos que no encuentran comida ni papel toilette, que no les alcanza el dinero o son víctimas de la delincuencia, van a estar pendiente de una constituyente? El bloguero respondió: Yo, yo, yo escribo y yo digo lo que toca… Los lideres que se ocupen. Lo que me llamó la atención es que lo dijo con tono de líder (?).
¿Se afianza Nicolás? Creo que lo hace más en los blogs de quienes dicen llamarse oposición. Se cansa uno…
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