Ewald Scharfenberg /El País de España
Entre los fastos del día destacó la firma por parte del presidente Nicolás Maduro del decreto que crea el Instituto de Altos Estudios del Pensamiento del comandante Hugo Chávez. El largo rótulo presidirá un ente que tendrá como objetivo, según el propio Maduro, “ejercer la rectoría para profundizar el estudio y la difusión del pensamiento y los valores” del líder de la autoproclamada Revolución Bolivariana.
La promulgación del nuevo organismo se efectuó en Sabaneta (Estado de Barinas), localidad natal del expresidente Chávez. Estuvieron presentes los familiares del desaparecido líder, incluyendo a su padre, Hugo de los Reyes Chávez, exgobernador del Estado de Barinas (1998-2008), así como su hermano mayor, Adán, actual gobernador de la entidad. Este último fue nombrado director del Instituto.
Por el momento, no ha quedado claro cómo se propone Adán Chávez asumir ambas responsabilidades de manera simultánea. Tampoco si el nuevo think tank desplazará al Centro Internacional Francisco de Miranda al que, hasta ahora y con la participación de especialistas como el español Juan Carlos Monedero, se había confiado la tarea de dotar de un cuerpo ideológico a la revolución venezolana. En todo caso, y más allá de las sospechas de nepotismo que suscita, la designación de Adán Chávez a su cabeza parece justa: el mito fundacional del chavismo cuenta que el “líder supremo” fue inducido a la política por su hermano mayor, profesor universitario y militante en la izquierda subversiva de los años 70 y 80.
Lo que sí quedó establecido es que el instituto buscará poner orden en todo lo que rodea al recuerdo de Chávez. “Necesitamos ordenar correctamente los homenajes que se le rinden al comandante Hugo Chávez y someterlo a un plan, y no de manera anárquica”, señaló el presidente y sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, en una intervención en la que no dejó de lado los llamados a la unidad para preservar la revolución que el comandante inició. “No puede haber anarquía; si, por ejemplo, en Sabaneta se propone un homenaje, una avenida, una escuela o una plaza, (…) que se consulte con la comisión y que emita la autorización para que no sean 20 estatuas, tenemos que cuidar la imagen del comandante Chávez”.
Hugo Chávez no dejó, en cualquier caso, un compendio de sus premisas fundamentales equiparable, siquiera, a la ideología Juche norcoreana o al Libro Verde de Gadafi. Sus seguidores, arrastrados por la emoción de 14 años de régimen personalista, enfrentan la tarea colosal de espigar unas bases teóricas de miles de horas de grabación, torrenciales discursos y declaraciones no pocas veces contradictorias entre sí que registraron la huella de Chávez.
Este domingo –como todas las semanas- se retransmitió en los canales del Estado una emisión del maratónico programa Aló, Presidente. En este caso, a propósito del natalicio de Chávez, se trató de un capítulo grabado en mayo de 2009. Por esos días, el presidente parecía a punto de aceptar el reto lanzado por el escritor Mario Vargas Llosa para mantener un debate que finalmente no se dio. En la transmisión, ambientada en el Parque El Calvario de Caracas, Chávez advertía al escritor hispano-peruano que se cuidara, porque “aquí también hay ideas”. Ahora corresponde a sus herederos comprobarlo.