El yemení Ramzi ben al-Chaiba, uno de los cinco acusados de los atentados del 11 de setiembre de 2001 en Estados Unidos, abandonó la sala del tribunal este martes en Guantánamo, aduciendo haber sido privado de alimentos antes de cada audiencia, una forma de “tortura psicológica”, afirmó. AFP
El acusado, el único presente el martes en esta semana de audiencias preliminares, declaró, en la reanudación de los debates: “no puedo permanecer allá (…) hay muchos problemas con la comida, todos los días es lo mismo”.
El detenido explicó en árabe, traducido por un intérprete, que ese “problema se repite todos los días”, que ha intentado hablar con un oficial pero éste no lo escuchó, según la retransmisión de la audiencia en circuito cerrado en la base militar de Fort Meade, cerca de Washington.
Es “una forma de tortura psicológica”, que “no me concierne solamente a mí, sino también a mis hermanos”, agregó el acusado, vestido con una túnica blanca y un turbante tradicional.
Su abogado Jim Harrington indicó que su cliente “siente que las condiciones son cada vez más intolerables para él”. “A veces pequeñas cosas -no siempre pequeñas- crecen, crecen, crecen … y las cosas se hacen todavía más importantes”.
Interrogado por el juez militar James Pohl si quería abandonar “voluntariamente” la sala del tribunal, el acusado respondió “sí” en inglés y fue acompañado al campo 7, donde permanece detenido, en la base militar estadounidense de Guantánamo, en la isla de Cuba.
Los debates continuaron en ausencia de los cinco acusados, cuatro de los cuales habían indicado en la mañana que no deseaban asistir a esta audiencia preliminar, destinada a preparar el juicio.
Los acusados arriesgan la pena capital, por la muerte de 2.976 personas, en los ataques perpetrados el 11 de setiembre de 2001 en Estados Unidos.