Colombia recuperó hoy parcialmente la normalidad con el desbloqueo de algunas carreteras que permitieron la entrada de camiones con comida a las principales ciudades.
El desbloqueo de las carreteras de Boyacá, en el centro del país y cerradas desde hacía casi dos semanas, permitió la entrada de víveres, principalmente zanahoria, papa, cebolla y arveja, a la Central de Abastos de Bogotá (Corabastos), la principal del país.
Fue tal la llegada de transportistas a la capital colombiana que la central sufre una situación de sobreoferta en algunos de sus productos.
Este gesto sirvió para que el Gobierno reanudara el diálogo con una parte de los campesinos que están en huelga desde el pasado 19 de agosto, en concreto con representantes de los departamentos de Boyacá y Cundinamarca (centro) y de Nariño (en el suroeste).
Además, esta mañana la Policía y el Ejército habilitaron el paso en La Línea, un importante punto de comunicación entre el centro del país y la costa Pacífico, y diversas carreteras del departamento de Antioquia, en el noroeste.
Pese a eso, se mantienen los problemas en otros departamentos periféricos como Nariño, en su frontera con Ecuador, el Huila y el Cauca (suroeste) o Arauca, en el noreste del país, donde grupos de campesinos e indígenas aún mantienen los bloqueos pese al refuerzo militar.
Y es que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, desplegó el viernes a 50.000 militares para que, junto a la Policía, pusieran fin a los bloqueos que protagoniza el sector agrario colombiano desde hace casi dos semanas.
En el cafetero departamento de Risaralda, los líderes de la huelga también advirtieron que algunos campesinos no abandonarán las carreteras hasta que el Gobierno muestre cumplimientos reales.
De hecho, unos 61.000 pollos con apenas 48 horas de vida fueron dejados en libertad en la carretera Dosquebradas-Santa Rosa de Cabal, en este departamento, por falta de alimentación y cuidados.
Por lo que respecta a Bogotá, la calma se adueñó hoy de la ciudad tras la militarización decretada el viernes por el presidente Santos por los graves disturbios y actos vandálicos protagonizados el día anterior por grupos de encapuchados.
Estos actos vandálicos se repitieron en la madrugada del viernes al sábado en la localidad de Bosa de la capital colombiana, donde unos 80 jóvenes, muchos menores de edad, fueron retenidos por la Policía tras disturbios y saqueos.
El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, apuntó hoy directamente a las bandas criminales de estar “detrás del sabotaje a la movilización pacífica y los campesinos”, financiando a grupos de jóvenes para que causen los disturbios.
Una versión diferente a la que mantiene el Gobierno, que apuntó como responsables de los desmanes a infiltrados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al movimiento de izquierda Marcha Patriótica.
En una reunión con mandatarios regionales celebrada en Medellín, Santos reconoció la “crisis estructural” que vive el campo colombiano, pero hizo una petición para convertirla en una “gran oportunidad” para reconstruir el sector a través de la iniciativa gubernamental de un gran Pacto Nacional.
Santos invitó a los mandatarios a participar en la primera reunión de este Pacto Nacional, que se celebraré el próximo 12 de septiembre, ya que estos “pueden jugar un papel fundamental, importantísimo”, en la resolución del problema.
Hoy, Santos también anunció el final de la huelga de los mineros artesanales, iniciada el pasado 17 de julio, y que ha afectado especialmente a los departamentos de Antioquia y del Chocó, ambos en el noroeste.
“Finalmente logramos levantar ese paro. Un paro que deja unos costos muy altos. Caucasia, Tarazá y esa región de Antioquia sufrió mucho por este paro”, dijo el presidente. EFE