La Casa Blanca comenzó este lunes a recibir apoyo para una acción militar en Siria por parte de congresistas republicanos, que advirtieron que una negativa del Congreso luego de que el presidente Barack Obama se comprometiera a ello sería catastrófico, en tanto el líder sirio Bashar Al Asad advirtió que un ataque contra su país llevaría a una “guerra regional”.
Obama se reunió este lunes con los senadores republicanos John McCain -de la Comisión de Relaciones Exteriores- y Lindsey Graham -de la de Defensa-, que están a favor de una intervención estadounidense más potente de la que prevé el presidente en Siria.
Tras el encuentro, McCain dijo que sería “catastrófico” que el Congreso no apruebe una acción militar contra Siria, porque ello socavaría la credibilidad de Washington.
“Socavaría la credibilidad de los Estados Unidos de América y del presidente de los Estados Unidos. Nadie de nosotros quiere eso”, dijo el veterano senador. “Queremos trabajar en una resolución para hacer algo que obtenga el apoyo de una mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado”, añadió.
Ambos senadores republicanos afirmaron que la administración preparaba un plan para fortalecer militarmente a los rebeldes sirios.
“Se está gestando un consenso sobre la necesidad de reducir la capacidad de Asad y de fortalecer a la oposición”, dijo Graham. “Parece que la administración está preparando un plan bastante sólido para potenciar a la oposición”, insistió.
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y el secretario de Defensa, Chuck Hagel, comparecen el martes ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado para defender una intervención militar en Siria, informó este lunes a la AFP una fuente parlamentaria.
Por su lado, Francia publicó este lunes los informes secretos que responsabilizan al régimen sirio del “masivo” ataque químico del pasado 21 de agosto.
Al menos 281 personas, principalmente civiles, murieron en el ataque químico cerca de Damasco, cuya responsabilidad incumbe a las fuerzas del presidente Al Asad, según los informes difundidos por los servicios secretos franceses.
Fue un ataque “masivo. Identificamos al menos 281 decesos”, precisaron fuentes del gobierno francés, que insistieron en señalar que los ataques partieron de las zonas controladas por el gobierno.
La cifra es muy inferior a la de 1.429 muertos difundida el viernes por Estados Unidos.
Por su parte, al Asad advirtió del riesgo de una “guerra regional” en caso de acción militar occidental contra su país, en una entrevista al diario francés Le Figaro.
“El Medio Oriente es un barril de pólvora y el fuego se acerca hoy (…). El riesgo de una guerra regional existe”, declaró Asad.
Un ataque militar francés tendrá “repercusiones negativas” para “los intereses de Francia”, advirtió además el presidente sirio.
Francia se ha posicionado como el principal aliado de Estados Unidos en el conflicto sirio después de que el Parlamento británico rechazara la moción de acción militar planteada por el gobierno.
Pero la opinión pública tanto en Francia como en Estados Unidos se muestra escéptica ante la intervención, y el sábado Obama se declaró determinado a atacar Siria pero tras obtener el aval del Congreso de su país.
Francia debatirá la intervención en el Parlamento el miércoles, pero ésta no será sometida a votación.
Obama por su parte lanzó, junto al vicepresidente Joe Biden y el jefe de los servicios de la presidencia, una intensa campaña para intentar convencer a los parlamentarios reticentes a dar su apoyo a la intervención militar en Siria.
La Cámara de Representantes y el Senado, de vacaciones hasta el 9 de septiembre, debatirán cada una por su lado a partir de esa fecha en sesión plenaria sobre Siria.
Mientras, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dijo el lunes que estaba “personalmente convencido” de que el régimen sirio era responsable de los ataque químicos.
Indicó que “la comunidad internacional debe reaccionar con vigor”, pero señaló que cualquier intervención militar debería ser “corta y con objetivos concretos”.
Una fuente oficial siria indicó a la AFP que el ejército del país estaba todavía “en alerta”, aunque la amenaza de un ataque inminente parecía reducirse.
El delegado permanente de Siria en la ONU, Bashar al Jaafari, pidió en una carta dirigida al secretario general de la ONU Ban Ki-moon “multiplicar” sus esfuerzos para impedir cualquier agresión contra Siria y avanzar hacia una solución política pacífica de la crisis”, según la agencia oficial SANA.
A tres días de la reunión del G20 en San Petersburgo, Rusia, principal aliado del régimen sirio, reiteró el lunes su oposición a cualquier ataque contra Damasco. Ese tipo de acción podría “postergar por mucho tiempo, incluso para siempre, la perspectiva” de organizar una conferencia de paz internacional para encontrar una solución al conflicto sirio, que ya ha causado más de 110.000 muertos, advirtió el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov.
Rusia envió un navío de reconocimiento y de vigilancia electrónica hacia la costa siria en el Mediterráneo.
Mientras tanto, China se declaró el lunes “muy preocupada” por eventuales “acciones militares unilaterales” contra el régimen de Damasco. Pekín reiteró que solo una “solución política” resolvería la crisis siria.
Cinco buques de guerra estadounidenses están actualmente posicionados en aguas mediterráneas, dos más que los que se encuentran habitualmente en esa zona.
El lunes, el papa Francisco reiteró su llamado contra cualquier intervención armada en Siria. “Nunca más la guerra, nunca más la guerra”, escribió el pontífice en su cuenta Twitter.
Testigos en Líbano indicaron que el grupo chiita Hezbolá, otro aliado cercano al régimen sirio, estaba desplegándose para responder a un posible ataque estadounidense.
AFP