Tomando en consideración que nuestro país está constantemente expuesto a la posible materialización de amenazas socionaturales y tecnológicas, tales como los sismos, las inundaciones, los incendios, las tormentas tropicales, los deslizamientos y hasta situaciones de convulsión social, es momento de no quedarnos en la afirmación de que en caso de emergencias y desastres los más vulnerables resultan ser los ciudadanos de edad avanzada, los niños, las mujeres y muy particularmente las personas con algún tipo de discapacidad.
Es momento de que orientemos las acciones de las instituciones, los propios discapacitados y los ciudadanos en general, para actuar de manera anticipada, es decir preventiva, ante la desventaja en que pudiera encontrarse este sector de la sociedad en situaciones imprevistas y de emergencias.
Partiendo de la evaluación de la amenaza a la que pudieran estar expuestas estas personas en su comunidad, en su casa, en su lugar de trabajo o estudio, debemos reconocer las dificultades que enfrentarán para proceder a una evacuación rápida y segura de las aéreas afectadas, debido a las condiciones para valerse por sí mismas, y de seguir instrucciones o de ser ayudadas por otros de la manera más eficiente.
No se trata de tratarlos como unos imposibilitados físicamente, sino de asistirlos con respeto y verdadera solidaridad, y fundamentalmente el actuar todos con anticipación en lo preparación de los planes de evacuación, de los mecanismos de solicitud de ayuda, en la selección de los implementos personales y medicamentos que serian necesarios llevar, y en los tiempos de evacuación requeridos.
Es momento de apoyar la gran iniciativa de la UNISDR y apoyar la “Encuesta del 2013 sobre Discapacidades y Desastres” que se puede responder en el sitio web: www.eird.org/americas/index.html , y por otro lado exigir que Venezuela ratifique la Convención sobre los Derechos de las Personas Discapacitadas de Naciones Unidas
@Angelrangels