El año escolar comenzó débilmente. El ausentismo —común, de acuerdo con los maestros, por tratarse de los primeros días de clases— se unió a problemas como fallas de infraestructura y procesos de inscripción retrasados para que el paisaje de muchas aulas volviera a ser el de una sucesión de pupitres vacíos.
ANDREA MONTILLA K. / MARÍA VICTORIA FERMÍN /El Nacional
Así ocurrió en la Escuela Básica Josefina Daviot, en Candelaria. Aunque el plantel tenía ayer las puertas abiertas, los niños no traspasaron la entrada. La institución está en remodelación, por lo que su planificación no coincide con el cronograma aprobado por el Ministerio de Educación para el período 2013-2014. El regreso a las aulas ocurrirá, señalaron voceros de la escuela, el 23 de septiembre.
En la Unidad Educativa Ciudad de Barcelona, en Catia, ocurrió una situación similar: aún están acondicionando el plantel para recibir a los estudiantes, pero, esta vez, el 1º de octubre. Alumnos de la Escuela Estado Barinas, en el barrio La Bombilla de Petare, tampoco comenzaron actividades por el deterioro del centro.
Elisbeth Sulbarán, maestra de preescolar en la Escuela Agustín Aveledo de Catia, señaló que el hecho de que no todos los niños asistan la primera semana ocurre todos los años. Esta opinión coincide con el informe del Sindicato Venezolano de Maestros del Distrito Capital. El secretario general del gremio, Edgar Machado, citó el caso del Distrito Escolar Nº 2: “El resultado de las inspecciones ayer indica baja presencia de la matrícula”. El profesor agregó que en varios planteles aún no funciona el Programa de Alimentación Escolar, por lo que enviarán a los niños a casa más temprano.
Sin cupo. Representantes de la Experimental Venezuela, en la avenida México, contaron que la preparación de este regreso a clases no incluyó la compra de útiles. “Nos dijeron que por órdenes del presidente Maduro donarán los libros, cuadernos e inclusive creyones”, informó María Sequera, madre de una alumna. El plantel, sin embargo, esta semana no cumplirá horario completo por tratarse de una etapa de adaptación, se conoció en la Dirección. Prevalecerán actividades recreativas y culturales.
En los planteles donde sí desfilaron las camisas blancas y rojas, los padres se mostraron ansiosos de entrar e informarse sobre quién sería el profesor o cuál sería el salón de sus hijos. En institutos como el Miguel Antonio Caro, la ansiedad tenía otra causa: la búsqueda de un cupo. El director de la institución pidió paciencia y explicó que no es posible habilitar nuevos ingresos debido a que hay sobrepoblación en las aulas. En general, en los colegios privados sí comenzaron actividades. En el San Agustín del Paraíso y el San José de Tarbes los directores aseguraron que la mayoría de los alumnos asistieron. En el Colegio Santa Ana, al oeste de la ciudad, las clases empezarán hoy porque se tomaron el lunes para planificaciones y reunión de profesores, apuntó la coordinadora.
Con consecuencias. El ausentismo en las aulas, que es una constante en muchos colegios, es consecuencia de la baja calidad en los servicios de la escuela y de la situación económica. El investigador en educación, Mariano Herrera, señala que la inasistencia es un factor de fracaso escolar. Los estudiantes venezolanos, agrega, terminan por asistir al aula una tercera parte del tiempo reglamentario, por causas como huelgas, falta de agua o de transporte, advierte. “El rendimiento escolar está directamente relacionado con el tiempo dedicado al aprendizaje”.
En el Liceo Juan Landaeta, en Catia, alrededor de 40% de los alumnos se ausenta por falta de dinero y por apatía de los padres, afirmó la coordinadora de séptimo grado, Liz Sosa. La mayor parte de los estudiantes proviene del barrio Nuevo Horizonte, por lo que deben tomar hasta tres vehículos rústicos para llegar a la escuela. El colegio, de doble turno, cuenta con el Programa de Alimentación Escolar, pero sólo ofrece almuerzos. “A veces vienen sin comer por la mañana y sin pasaje y los profesores tenemos que ayudarlos”, cuenta Sosa.
El más reciente informe del Centro de Investigaciones Culturales y Educativas, de noviembre de 2012, analizó el ausentismo escolar en 25 escuelas en Apure, Bolívar y Sucre. Apure, donde predomina un mayor número de escuelas rurales que no cuentan con el PAE y tampoco con actividades extracurriculares, presenta el porcentaje más alto de inasistencias con 36,86%; seguido de Sucre (15,75%) y Bolívar (4,99%).
No llega el PAE
Las fallas en el Programa de Alimentación Escolar, cuyo objetivo es contribuir con la prosecución y el rendimiento escolar, son un factor de peso en el ausentismo, advierte el presidente de la Federación Venezolana de Maestros, Orlando Alzuru.
“Muchos padres mandan a sus hijos al colegio para que coman, pero si no tienen el PAE prefieren no mandarlos. En las escuelas básicas hay más ausentismo porque en ese período el muchacho depende directamente de los padres. Si el padre gana sueldo mínimo y tiene varios hijos, ¿cómo les da de comer a todos?”, reflexionó Alzuru.
La cifra
42,64% de inasistencias se registran en infraestructuras educativas deterioradas, con pocos servicios y ambientes austeros, señala el informe de noviembre de 2012 del Centro de Investigaciones Culturales y Educativas, realizado en Apure, Sucre y Bolívar.