Con la cabeza ligeramente inclinada y esbozando una sonrisa, 16 años después de su trágica muerte, la princesa Diana, una de las mujeres más famosas del mundo, adorada por los británicos, revive interpretada por Naomi Watts en una película que dejó fría a la crítica.
El título sobrio, “Diana”, puede prestarse a confusión: el espectador puede pensar que se trata de una enésima “biopic” o película biográfica. Pero el filme está lejos de ser una biografía convencional sobre la corta y turbulenta vida de Diana Spencer, convertida en princesa de Gales, esposa desdichada del príncipe Carlos, radiante madre de Guillermo y Enrique, fuente de dolores de cabeza para la familia real y blanco predilecto de los paparazzi.
Su director alemán Oliver Hirschbiegel se concentró en cambio en los dos últimas años de Lady Di, y más precisamente en su supuesta “historia de amor” secreta con el cirujano paquistaní Hasnat Khan, interpretado por Naveen Andrews (“El paciente inglés” y “Lost” en televisión). Al lado, su polémico “affaire” con el egipcio Dodi Al-Fayed (interpretado por Cas Anvar) es presentado como poco serio.
La película, que se estrenará el 25 de octubre en Brasil, el 7 de noviembre en Argentina, el 13 de diciembre en España y el 6 de febrero en Chile, fue fríamente recibida en Gran Bretaña.
Para The Guardian, “la verdad es que 16 años después de aquel terrible día de 1997, ha vuelto a tener otra espantosa muerte. ¿Será acaso esta película un complot del MI5 para ensuciar su nombre y hacerla parecer de plástico y absurda?”
Según el Daily Mail, “la película no es ordinaria ni sensacionalista como uno podría temer. Nunca logra ser emocionante, ni despierta el menor interés. No es ni siquiera disfrutablemente mala”.
El guionista Stephen Jeffreys se inspiró sobre todo del último best-seller de Kate Snell -consultora durante el rodaje-, “El último amor de Diana”.
“Por supuesto, dejamos rienda suelta a la imaginación, pero buscamos acercarnos a lo que pensamos era su estado de ánimo”, destaca el productor, Robert Bernstein.
“Naomi no es la sosías de Diana”
El 1 de septiembre de 1995, la princesa de Galles y el doctor Hasnat Khan fueron presentados por Oonagh Toffolo (Geraldine James), amiga de Diana, en el Royal Brompton Hospital de Londres.
Ya separada oficialmente de Carlos (su divorcio será pronunciado oficialmente al año siguiente), Diana se enamora del cardiólogo. “No me trata como una princesa”, comenta Diana en la película.
El idilio se vuelve imposible entre una princesa en mal de amores, a ratos torpe o manipuladora, y un cirujano que no aspira más que a ejercer tranquilo su profesión. “Nunca vamos a ser una pareja normal”, comenta, lapidario, el médico.
Hasnat Khan, que hoy tiene 54 años, nunca confirmó su relación con Diana, y declaró a la prensa británica que el largometraje estaba basado en “rumores” y que el filme le parecía “totalmente falso”. Los autores de la película admitieron que nunca lo habían consultado.
Calificando de “presión inmensa” el hecho de interpretar a un ícono como Diana, la actriz australo-británica (“Mulholland Drive”, “Madres Perfectas”) confió por su parte haber “dudado mucho” antes de aceptar el rol.
Pelucas, nariz falsa, vestidos de Diana copiados o incluso prestados: la actriz intentó ponerse en la piel de la princesa, estudiando su forma de hablar, su porte y hasta la expresión de su mirada.
El espectador vuelve a encontrar en la película las actitudes mil veces inmortalizadas por la prensa especializada. Pero cuesta identificar a Lady Di con la joven enamorada cuya vida sentimental expone la película.
“Naomi no es la sosías de Diana, y de todas formas no era eso lo que buscábamos”, replica Robert Bernstein.
El 31 de agosto de 1997, Diana muríó a los 36 años en un accidente de automóvil en París, junto a Dodi Al-Fayed. El estreno del film fue precedido de nuevas especulaciones sobre el drama, que siguen alimentando teorías de conspiración según las cuales la princesa habría sido asesinada por un miembro de las fuerzas armadas británicas.